La hipertensión arterial es una alteración emocional crónica que puede atribuirse principalmente al estrés, ansiedad, ira, depresión o combinaciones de ellas.
Simplificando y generalizando en exceso, podemos decir que los hipertensos son personas que huyen de los conflictos y no afrontan los problemas.
El hipertenso es una persona que intenta controlarlo todo:
su agresividad, sus emociones y tiene dificultades para comunicarse (aunque no necesariamente para relacionarse).
La mínima contrariedad, un enfado no expresado, una indignación ante una injusticia, son circunstancias suficientes para que la sangre se caliente y aumente su presión.
El paciente verdaderamente hipertenso tiene la sensación de estar amenazado con sufrir daño y cree que tiene que estar constantemente preparado para cualquier peligro. Está siempre dispuesto a luchar, pero contiene su agresividad para evitar el conflicto.

La hipertensión nos indica la gran tensión en la que vive debido a su afán de querer buscar una solución a sus problemas, pero no puede encontrar una salida porque no se atreve a afrontar los conflictos. El miedo le hace reprimir sus emociones, lo cual le ocasiona un aumento de la tensión.
El hipertenso suele ser muy emotivo y está influenciado por el pasado, el cual revive constantemente recordando heridas afectivas que no han sanado ni ha resuelto. Se preocupa mucho por la felicidad de sus seres queridos y se crea una gran “tensión” tratando de encontrar la forma de proporcionársela.
Uno de los miedos asociados a la hipertensión es el de la muerte. El hipertenso tiene miedo de que le llegue antes de haber realizado su plan de vida.
Al no saber cómo afrontar su inquietud, la descarga enfocando toda su atención en el mundo exterior, llevando una vida dinámica, tensa y de excesiva actividad, lo que le provoca un “aumento de la presión”.
Pero la hipertensión es sobre todo un tema de sangre
así que también hay que considerar la desvalorización en relación a la familia, justo al revés de los problemas articulares, que son una desvalorización en relación a uno mismo.
Joaquín Ferrer

[…] LA HIPERTENSIÓN […]