Este artículo comienza en la PARTE 1 y continúa desde la PARTE 4 …
36.- “He aquí las palabras más autodestructivas de nuestra cultura: ¡hazlo lo mejor que puedas! ¿Por qué no te buscas unas actividades que simplemente haces en vez de hacerlas lo mejor que puedas? ¿Por qué vas a tener que hacerlo todo bien? ¿Quién te está marcando los tantos?” (Wayne Dyer).
Aquellas personas que, tratando de hacerlo todo lo mejor posible –de acuerdo a los dictados de la cultura superficial y competitiva en la que nos movemos- se obsesionan con la perfección, viven permanentemente insatisfechas y paralizadas; atravesando un mar de emociones malsanas que van desde la ansiedad a la baja autoestima y la depresión.
37.- Tus conceptos del bien y del mal se interponen en tu propia felicidad. Existe una tendencia aprendida a creer que las cosas necesariamente “deberían” ser de una manera concreta, según manda la Ley o la Tradición. Aquello que es culturalmente aceptado como correcto implica una seguridad, una garantía, de que si haces algo de cierta manera el resultado será necesariamente positivo. Pero no hay garantías. Las personas son diferentes y ven las cosas desde perspectivas diferentes. Si una persona tiene forzosamente que tener la razón, el único resultado posible de su relación con los demás es de crisis o ruptura en la comunicación. La única manera de salirse de esta trampa es dejar de pensar de esa manera errónea de bien contra mal. “La ley no decide si algo está mal, sólo si es legal”.

Los conceptos del bien y del mal también son susceptibles de ser empleados perversamente como chantaje emocional. De niño has aprendido inconscientemente a utilizarlos para conseguir lo que quieres de otra persona (u otra persona de ti) a través de miedos, culpas, “deberías” u obligaciones. Todo este mecanismo se basa en unas creencias y valores establecidos sobre lo que es correcto o no hacer.
38.- La Justicia no existe. Nunca ha existido y jamás existirá. Simplemente el mundo no ha sido organizado de esa manera. Los gorriones comen gusanos. Eso no es justo para los gusanos. Los tornados, las inundaciones, los maremotos, las sequías, todas esas cosas son injustas (W. Dyer). Lo que sí existe es el Amor como único medio adecuado para paliar la imperfección y las injusticias intrínsecas al mundo material en el que estamos encarnados.
39.- Otra estéril y dañina conducta aprendida es el Victimismo. A partir del momento en que una persona -generalmente desde su infancia- aprende a sentirse víctima, se queda estancada en la baja vibración que esa visión de si misma produce. Esa persona se siente incapaz de cambiar y mejorar su situación de dolor, rabia y frustración emocional porque lo que le sucede depende de los demás. Por lo tanto, no se responsabiliza por nada de lo que le ocurre.
El victimista se relaciona con la realidad a base de quejas, reproches, críticas, búsqueda de culpables, etc.; lo que suele conllevar un deterioro confirmatorio de sus relaciones personales.
El victimista siempre va buscando a un salvador que le escuche y le comprenda. Como ganancia secundaria, el victimismo implica una manipuladora exigencia disfrazada de sentimientos de lástima y culpa.
El victimismo es también una malsana zona de confort que puede ser muy adictiva, mientras la persona no sea capaz de mirarse sinceramente ante el espejo y aceptar la responsabilidad en su deprimente estado emocional.
Mientras una persona elija hacerse la mártir, estará implorando virtualmente que la exploten. Pero cuando la persona se hace consciente de las causas que le han llevado a adoptar esa actitud fatalista ante la vida, y decide dejar atrás esa conducta aprendida, empiezan rápidamente a mejorar sus relaciones personales y su autoestima.

40.- Hay temperamentos más proclives que otros a la ira. En cualquier caso, la ira y el mal humor es una parte de ti mismo que no te gusta y desagrada a los demás. Es una descontrolada reacción de frustración ante el hecho de que las cosas o la gente sean diferentes a como tendrían que ser, en tu opinión.
La ira no tiene retribuciones ni compensaciones psicológicas y es debilitante. Te daña físicamente y psicológicamente daña las relaciones afectivas, interfiere la comunicación y, desde el victimismo, lleva a la culpabilidad.
Cada vez que optas por la rabia cuando te enfrentas con alguien o con algo que no te gusta, optas a la vez por dejarte herir o inmovilizar de alguna manera por una realidad que no aceptas a causa de una inmadura educación emocional. De tu ego has aprendido que ser orgulloso, competitivo, exigente y justiciero es lo que te conviene; pero lo que es bueno para tu ego es malo para la evolución de tu alma y se manifiesta en tu vida en forma de algún tipo de desasosiego.
Debido a que la ira puede ser la antesala de la depresión, en ocasiones su expresión puede ser más saludable que su represión. Pero existe una postura aún más sana: no sentir esa ira en absoluto.
Desde la sabiduría que da la humildad espiritual, podremos comprender y aceptar mejor que, cualquier cambio o circunstancia que nos depare la vida, siempre es para mejorar.
41.- Necesidades (agua, comida, refugio) y deseos no son lo mismo. Los deseos convertidos en “necesidades irracionales”, si no se cumplen te hacen desgraciado y, si se cumplen, también (por el miedo a perder lo conseguido). En realidad, solo se puede disfrutar plenamente de aquello de lo que se puede prescindir.
Las personas emocionalmente inmaduras suelen ser caprichosas y tienen una baja tolerancia al dolor y la frustración. Sus expectativas erróneas, o el exceso de expectativas ante la vida, son una fuente de sufrimiento innecesario. Las necesidades “inventadas” son una debilidad.
Cuanto más reclama una persona, más condiciones pone para ser feliz y más se atrapa en su propia red de insatisfacción. La actitud más recomendable, una vez cubiertas las necesidades básicas objetivas, es pensar que obtener tal o cual cosa es “mejor pero no necesario” para la satisfacción interior.
42.- Una desilusión es una emoción que te ayuda a salir del lugar incorrecto. “La gente que dice que la vida no vale la pena está equivocada, porque lo que realmente están diciendo es que no tienen metas que valgan la pena” (Maxwell Maltz). “La vida de cada persona se vuelve algo grandioso cuando se fija metas en las que realmente cree, cuando se puede comprometer totalmente y estar dispuesto a entregarse en cuerpo y alma para alcanzarlas” (Brian Tracy). Para lograr cualquier cosa, primero nos tenemos que emocionar” (Earl Nightingale). Lo mejor para la tristeza es aprender algo. Es lo único que no falla nunca.

43.- Somos seres en proceso de Ser. A partir de las peculiares características con las que has sido dotado, “eres responsable ante el universo de ser aquello para lo que naciste” (Lobo Negro). Te harás daño si te olvidas de escuchar tu voz interna e, interactuando con la vida y los demás, pretendes ser quien no eres. “Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada” (Jesús). Aquello de lo que tratas de escapar, te perseguirá hasta que le hagas frente. Por el contrario, haciendo lo que tememos, disolvemos nuestro temor. “El único modo de superar una prueba es realizarla. Es inevitable” (anciano Cisne Negro Real).
44.- Tú tienes el poder de elegir si algo te destruye o te fortalece (no eres una víctima del exterior). Si tomas conciencia, cada problema que la vida te plantea es un reto que te da la oportunidad de evolucionar. “Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontas ese sufrimiento” (Victor Frankl). Los retos de la vida no están ahí para paralizarte, sino para ayudarte a descubrir quien eres.
El sentido de la vida es aprender a amar y, como consecuencia, te ocurren las cosas –pruebas- que tú decides experimentar para tu personal evolución espiritual. Al mismo tiempo, como todos estamos hermanados en ese mismo proceso, las circunstancias que nos ocurren están maravillosamente sincronizadas por la Sabiduría Divina. “Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados”.
45.- “Cuando se encuentren sufriendo ante cualquier tipo de situación háganse esta pregunta, ¿Qué es lo que yo no estoy aceptando? Aquello que no soy capaz de aceptar es la única causa del sufrimiento. Así pues, vamos a ver qué es lo que yo no estoy aceptando y porque no puedo aceptarlo. Si lograra aceptarlo, tendría una liberación instantánea del sufrimiento ya que entraría en la dimensión de comprensión, de amor y de paz. Vamos a buscar como desmontar esa resistencia y finalmente cumplir lo que vinimos a hacer al mundo: Aprender a ser felices y aprender a Amar… No vayan a confundir la renuncia con la resignación, ni la aceptación con la resignación. Es simplemente que la renuncia tiene un poder mágico sobre nosotros en la medida en que cuando renuncio a aquello que no me corresponde, y a aquello que no necesito, obtengo una liberación extraordinaria” (Gerardo Schmedling).
La Aceptación implica no protestar o no quejarse, y la felicidad implica no protestar por lo que no tiene remedio o ante lo que no hay nada que hacer. Lo que se resiste, persiste. Y lo que se acepta, se transforma. Al mismo tiempo, cuando se tiene el valor de dejar ir todo aquello que no se puede cambiar, se alcanza la dicha.
Joaquín Ferrer
Continúa en la PARTE 6 …

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