Balanza hormonal y Constelación cerebral 2

… Continuación de la PARTE 1

CONSTELACIÓN CEREBRAL

Cuando una persona tiene un conflicto activo en un hemisferio y no se ha resuelto, si ocurre un segundo conflicto éste impactará directamente en el otro hemisferio, de manera que ambos hemisferios estarán afectados, dando lugar a lo que el Dr. Hamer llama “Constelación Esquizofrénica”. Esta situación entra en el terreno de las enfermedades mentales.

Hay tres maneras de estar en el mundo

La primera es estar encarnado, y ante un bio-shock o trauma tendremos problemas corporales asociados. Otra postura es sentirnos disociados, como forma de estar lo menos posible dentro de las emociones, y en el bio-shock tendremos síntomas cerebrales: migrañas, tumores cerebrales y otras patologías neurológicas. La tercera manera es estar más disociado, como si estuviésemos desencarnados, y cuando haya un bio-shock no habrá problemas físicos ni cerebrales sino psiquiátricos, psicológicos o de comportamiento. O sea, que afectará a nuestra psique.

Así pues, la constelación se da cuando dos conflictos activos pertenecientes a la misma capa cerebral (endodermo, mesodermo antiguo, mesodermo nuevo, ectodermo), se desarrollan simultáneamente y cada uno pertenece a un hemisferio diferente de la misma capa del cerebro. Esta constelación modifica la conciencia de las situaciones y el comportamiento asociado a esa conciencia modificada.

Conviene saber que en los conflictos del córtex no hormonales, la constelación se da cuando los conflictos son de contenido distinto. Y en los conflictos del córtex de naturaleza hormonal, la constelación se da cuando aparece un segundo conflicto del mismo contenido.

Las constelaciones son síntomas clínicos que no superan el límite tolerable, por eso muchas constelaciones protegen al individuo de una enfermedad orgánica que no podría superar. Sin embargo, al remover un conflicto sin solucionarlo, la enfermedad puede aparecer. Por eso lo más prudente es empezar a trabajar las constelaciones desde el último conflicto; dejando el conflicto inicial para el final, una vez solucionado el conflicto posterior.

En su tratamiento es imprescindible la terapia educativa

Hay que explicar al cliente los conflictos derivados de la constelación. La toma de conciencia es muy importante. Es clave analizar la historia del individuo y su forma de reaccionar en lugar de tratar de solucionar los conflictos rápidamente.

Es necesario buscar cuál es el sufrimiento más importante que la persona ha experimentado en su vida o en la vida de su clan.

Conviene aportar un recurso capaz de modificar la información inicial de cada uno de los conflictos, utilizando herramientas poderosas como la hipnosis ericksoniana y la PNL para acompañar con agilidad y habilidad.

A) RESENTIRES FEMENINOS DE LA 4ª ETAPA

En la siguiente imagen mostramos el esquema de los diferentes órganos en que se manifiestan los resentires femeninos, según sean las mujeres diestras o zurdas. Hay que tener en cuenta que a las mujeres zurdas les afectan los relés hormonales del lado contrario del cerebro. No obstante, los resentires serán los mismos aunque en órganos distintos.

B) RESENTIRES MASCULINOS DE LA 4ª ETAPA

Y en esta otra imagen podemos ver el orden de los relés hormonales masculinos en el cerebro (hemisferio derecho), de la frente a la nuca. Igualmente, hay que tener en cuenta que a los hombres zurdos les afectan los relés hormonales del lado contrario del cerebro. No obstante, los resentires serán los mismos aunque en órganos distintos.

CONSTELACIÓN Y NUEVOS CONFLICTOS

Cuando se acentúa el conflicto en el lado derecho, la persona está deprimida. Si se concentra en el lado izquierdo, se encuentra maníaca.

El predominio de un conflicto u otro está determinado por el lado de la corteza que tenga la mayor masa conflictiva. Generalmente el conflicto más reciente es el que más afecta, pero hay que averiguar cuál de los dos se encuentra acentuado.

La persona puede oscilar constantemente de la depresión a la manía, o bien estar siempre inclinada a un lado, o bien estar maniaca y/o deprimida al mismo tiempo, lo que conlleva un estado de mucha tensión mental. El grado del trastorno maníaco-depresivo o bipolar está determinado por la magnitud de los dos o más conflictos activos.

Si se resuelve solo uno de los dos conflictos, la persona ya no se encuentra más en estado maníaco-depresivo y, por consiguiente, se desarrollará la enfermedad en el órgano cuyo relé ha quedado desprotegido de la constelación cerebral. Esto debe tenerse muy en cuenta a la hora de trabajar debidamente.

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Cuando ya existe una constelación y aparece un nuevo conflicto

es importante considerar cómo se vive el tercer conflicto, porque no está determinado por el estado hormonal de ese momento, sino por la particularidad del hemisferio. Si es el izquierdo, el femenino, la persona está maniaca, baja de estrógenos. Si es el derecho, el masculino, el sujeto está depresivo, bajo en testosterona.

Así, en un hombre diestro, cuando el conflicto en el hemisferio cerebral derecho se halla acentuado—y por lo tanto la persona está deprimida—, el tercer conflicto impacta también en el lado derecho. Como resultado, el sujeto sufre una depresión doble. En una mujer diestra cuando el conflicto acentuado es el del hemisferio cerebral izquierdo —y por lo tanto la persona se encuentra maniaca—, el tercer conflicto también impacta en el lado izquierdo. Entonces se sufre una manía doble.

Si el conflicto en el lado derecho se encuentra acentuado en un hombre o una mujer zurdos —con la consiguiente depresión—, el tercer conflicto, a diferencia de lo que ocurre con los diestros, impacta en el lado opuesto, el izquierdo. Si es el conflicto del lado izquierdo el que está acentuado y el sujeto está maniaco, el tercer conflicto impacta en el lado opuesto, el derecho.

La misma regla puede aplicarse a un cuarto conflicto, que impactará en el hemisferio opuesto al tercero.

Cuando un tercer conflicto y otros posteriores afectan a la corteza temporal, el desarrollo de las enfermedades en los órganos correspondientes se detiene.

Joaquín Ferrer

Balanza hormonal y Constelación cerebral 1

No todos los conflictos del ser humano son biológicos

y tienen su origen en un trauma o conflicto emocional oculto que finalmente repercute en el cuerpo. Hay también conflictos puramente psicológicos y acumulativos que la mente los gestiona de forma diferente. Las personas tenemos caracteres y temperamentos muy dispares que hacen que enfrentemos los acontecimientos de muy diferente manera.

Hay gente, por ejemplo, que de forma innata es más mental y tiene cierta tendencia a desconectarse del cuerpo y las sensaciones. En esos casos, aunque los conflictos psicológico-emocionales impacten igualmente en el cerebro, no siempre generan cambios orgánicos ni readaptaciones cerebrales.

El Dr. Hamer (pionero en el campo de la descodificación psicosomática) investigó también los trastornos de comportamiento que no somatizan en enfermedad, y su correspondencia en el área cerebral. Esa investigación le permitió hacer un mapa del cerebro y fijar conflictos claramente definidos en áreas muy específicas, que denominó relés: cada zona rige un órgano o función concreta. Distinguió las polaridades cerebrales femenina y masculina de acuerdo a estas zonas, ya que en el hemisferio izquierdo se encuentra el relé de la vagina y el cuello del útero, mientras que en el hemisferio derecho se encuentra el de la vesícula seminal.

Función masculina y función femenina

Por lo tanto se establece un cerebro masculino, que rige la polaridad masculina, y un cerebro femenino, que rige la polaridad femenina. Esto determina una función masculina y una función femenina, que no debe confundirse con ser hombre o ser mujer.

En este sentido, es importante destacar que el funcionamiento de la capa cerebral del ectodermo está muy influido por las hormonas. Algunos relés del ectodermo, concretamente los que el doctor Hamer llama corteza territorial, están regidos por las hormonas sexuales masculinas y femeninas.

Por otra parte, los dos hemisferios cerebrales tienen funciones específicas para poder regular todos los procesos. Y dentro de esas funciones específicas, en las personas diestras el hemisferio izquierdo gestiona los conflictos femeninos y el derecho los masculinos. A nivel hormonal, el hemisferio izquierdo está regido por los estrógenos. En condiciones normales, una mujer diestra y un hombre zurdo funcionarán preferentemente con el cerebro femenino. El hemisferio derecho está regido por la testosterona, por tanto una mujer zurda y un hombre diestro funcionarán preferentemente con el cerebro masculino.

El sentido biológico de la lateralidad

es tener una oportunidad suplementaria de supervivencia para la especie, porque en una situación de emergencia, ante el mismo tipo de conflicto, un diestro y un zurdo actuarán de forma distinta, ampliando así las opciones de respuesta. Se calcula que si sumamos a todas las personas que han podido desarrollar su lateralidad zurda y las que no han podido por razones culturales, llegaríamos a un 25% de la población aproximadamente.

En los zurdos, el nivel de hormonas masculinas y femeninas está más equilibrado de forma natural. Por esa razón para ellos es más fácil bascular de un hemisferio a otro sin trastornos. Así por ejemplo, la mujer zurda tiende a enfrentarse y ser más directa con mayor facilidad que una diestra, y el hombre zurdo sabrá dar más rodeos para hallar una solución.

BALANZA HORMONAL

Por un lado, hemos visto que los órganos que dependen del ectodermo son hormono-dependientes. Por otra parte, los relés descubiertos por el Dr. Hamer designan la polaridad masculina al cerebro derecho y la polaridad femenina al cerebro izquierdo. Y esa polaridad hormonal explica las conductas que nos diferencian a hombres y mujeres.

La polaridad masculina, regulada por la testosterona, induce a la acción o al enfrentamiento. Da predisposición a la competencia, se orienta en el espacio y tiene una mente más abstracta. Programado para estar en silencio para poder cazar. Tiene menos sensibilidad en la piel, porque por su actividad tiene más riesgo de lesiones, y también cicatriza antes. Tiene más desarrollada la visión de lejos. Tiene un 15% de grasa corporal y el 40% de su peso en músculo. Esta polaridad, ante un conflicto territorial no resuelto generará una depresión por impotencia.

La polaridad femenina, regulada por los estrógenos, induce a la huida o a la sumisión. Hay predisposición a la cooperación, se orienta en el tiempo y tiene una mente más concreta. Tiene desarrollada la capacidad verbal, habla para relacionarse. La sensibilidad de la piel es diez veces superior y el olfato está 100 veces más desarrollado. Reconoce los colores con más precisión. Tiene un 25% de grasa corporal y el peso en músculo es el 23%. Esta polaridad, ante un conflicto de organización territorial no resuelto generará conductas maníacas.

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Así pues, el hemisferio izquierdo tiene unos resentires femeninos y el derecho, masculinos. Pero a lo largo de nuestra vida los niveles de hormonas fluctúan (infancia, menopausia, andropausia, menstruación, operaciones de cerebro, de ovarios o de testículos, tratamientos hormonales, quimioterapia, drogas). Y cuanto más o menos hormonado esté un tejido, estará más o menos regido por su hemisferio cerebral correspondiente.

En las circunstancias en que baja un nivel hormonal, sube el opuesto. Y entonces hay una BASCULACIÓN del resentir al otro hemisferio cerebral. Por ejemplo: en la menopausia hay menos estrógenos y, por lo tanto, más porcentaje de testosterona del habitual.

Como hemos dicho, eso no quiere decir que la mujer sea o se sienta menos femenina sino que, al afrontar un conflicto, lo hará desde la forma de resentir masculina regida por el hemisferio derecho.

La polaridad tiene la característica de que podemos pasar de una a otra en unos segundos, y activar una función masculina o femenina para adaptarnos a una situación con el fin de protegernos. Cambiar de polaridad es algo que se hace regularmente durante el día y puede durar unos minutos o unas horas, la persona “bascula” a la polaridad que más conviene a su estrategia de defensa. Si se produce una situación en la que se bloquea este cambio y se mantiene basculado en la otra polaridad, entonces hablaremos de “empate hormonal”.

PAT HORMONAL

Entendemos por “empate o pat hormonal” una situación de equilibrio entre las hormonas masculinas y femeninas, aunque se dé una pequeña prevalencia de los componentes masculinos o femeninos. Es un concepto que solo indica una relación, un equilibrio entre el nivel de hormonas sexuales que se pueden dar en varias situaciones fisiológicas, es decir, sin conflicto: Climaterio, andropausia, embarazo y lactancia, niños y ancianos, durante una enfermedad, traumatismo craneal, drogas o la toma de determinados medicamentos como la píldora anticonceptiva, castraciones y quimio o radioterapia.

El “empate hormonal” es un fenómeno que también puede darse en los conflictos de territorio, gestionados por la corteza territorial ectodérmica: cuando un hemisferio cerebral está sobrecargado por varios conflictos determinados, se bloquea parcial o totalmente, oscilando hacia el otro hemisferio. Esto origina en la persona cambios de conducta o de personalidad.

Esa situación va a provocar estados de sumisión por no saber cómo reaccionar.

Ocurre en la naturaleza en muchas ocasiones. Por ejemplo, en una manada de lobos, solo pueden reproducirse la loba alfa y el lobo alfa. Los demás están en “empate” y tienen otro tipo de conductas. El “empate hormonal” posibilita la sujeción a la autoridad del líder, tanto en el macho como en las hembras, evitando peleas que pondrían en peligro a la manada.

La función del “empate hormonal”

es proteger la vida del individuo, evitando sobrecargar los hemisferios cerebrales para que no se produzca una enfermedad. Un primer conflicto crea una diana. Si el conflicto sigue repitiéndose, este hemisferio dejará de secretar hormonas y cambiará la polaridad.

En otras palabras, una persona vive un impacto emocional que genera una masa conflictiva. Esta masa se imprime, según su polaridad y su lateralidad, en el relé del hemisferio que gestiona el conflicto, rompiendo el ritmo de base. Una opción adicional de supervivencia es cambiar la polaridad, saltando al relé complementario del otro hemisferio, que es el que manifestará el síntoma o la enfermedad.

Cuando un individuo tiene un conflicto de pérdida de territorio y este conflicto está activo demasiado tiempo, los síntomas pueden poner en peligro la supervivencia. Por esto el “pat hormonal” es una solución de protección, porque al saltar al otro hemisferio, permite disminuir la intensidad del síntoma.

En este estado, los conflictos permanecen en el cerebro pero no se somatizan al cuerpo. Por ello, para revertir y normalizar esa situación, lo que debe hacerse es resolver el conflicto inicial en el hemisferio en el que se originó; así la persona vuelve a su polaridad natural y ya no hay masa conflictiva en ningún hemisferio, evitándose así la somatización de los síntomas o su transformación en conflictos psicológicos.

“Empate hormonal” y “báscula hormonal”

Para comprender si el síntoma o enfermedad de una persona responde a una situación de “pat hormonal”, es imprescindible saber la lateralidad y el estado hormonal. El estado hormonal determina que el conflicto sea experimentado de una manera masculina o femenina.

La diferencia entre “empate hormonal” y “báscula hormonal” es que la báscula es mucho más rápida y dura unos minutos o unas horas, mientras que en el “empate hormonal” puede haber una carga conflictiva importante y mantenerse en el tiempo.

CONSTELACIÓN CEREBRAL

Joaquín Ferrer

La importancia de la Lateralidad en la biodescodificación

LATERALIDAD

Al hablar de Lateralidad, nos referimos a que muchas veces no tiene exactamente el mismo significado tener un problema en un lado o el otro del cuerpo. Por ejemplo, si hay un problema en la rodilla, el que sea la rodilla derecha o la izquierda tendrá matices diferentes. Lo mismo puede decirse del hombro, el codo, el pie, el ojo o el oído, etc.

Aunque hay una regla general para aplicar correctamente la noción de lateralidad a cada caso, esa regla tiene varias excepciones que se deben conocer y vamos a exponer.

La norma general

es que el significado de cada lado (derecho e izquierdo) viene dado por el significado arquetípico del inconsciente colectivo para cada lado del cuerpo. Así, el lado derecho significa arquetípicamente: Acción, masculino, trabajo, mental; y el izquierdo: Deseo, femenino, familia, intuición-creatividad.

Además, ese significado arquetípico coincide con la forma de resentir los conflictos de acuerdo a la lateralidad hormonal. En el ectodermo, el hemisferio derecho rige la testosterona y provoca una forma de resentir masculina (acción-enfrentamiento) ante los conflictos que afecten a un relé cerebral de ese hemisferio; y el hemisferio izquierdo rige los estrógenos y la prostaglandina que provocan una forma de resentir femenina (huída-sumisión) ante los conflictos que afecten a un relé cerebral del hemisferio izquierdo. En ese sentido, conviene saber que se puede dar una forma de resentir femenina en un hombre y viceversa, en los casos en que hay constelación cerebral o basculación hormonal. Ahora bien, como estos conceptos merecen ser explicados con más profundidad, los analizamos en este otro artículo: Balanza hormonal y Constelación cerebral.

En esa misma dirección

es de destacar que el hemisferio izquierdo del cerebro se relaciona con la parte derecha del cuerpo. A su vez, el hemisferio derecho se relaciona con la parte izquierda del cuerpo. Y que, en términos generales, el cerebro dominante en la mujer es el izquierdo y que en el hombre la dominancia lo tiene el derecho. Salvo en caso de ser zurdos que es al contrario.

Así, la regla de lateralidad afirma que una persona diestra responde a un conflicto relacionado con el mundo femenino (madre, mujer, hijos pequeños, intuición) con el lado izquierdo de su cuerpo; y a un conflicto relacionado con el mundo masculino (trabajo, hombre, padre, autoridad) con el lado derecho del cuerpo. Con la gente zurda es al revés. A su vez, el lado izquierdo (en una persona diestra) está relacionado con los deseos, y el derecho con las acciones.

El hemisferio izquierdo

de nuestro cerebro asume las funciones de orden racional tales como leer, hablar, contar, pensar, analizar una situación y establecer asociaciones; se relaciona con el pensamiento lógico y corresponde a nuestro aspecto emisor masculino o Yang; controla la parte derecha de nuestro cuerpo.

El hemisferio derecho

gestiona las informaciones afectivas y emocionales; nos permite reconocer globalmente una situación y atribuirle un colorido emocional y sensitivo; se relaciona con nuestra imaginación, nuestra intuición y participa en la actividad onírica; corresponde a nuestra parte femenina o Yin; rige la parte izquierda de nuestro cuerpo.

La memoria emocional del cerebro límbico contiene la respuesta a muchas causas de malestares y enfermedades (Ej. Hemisferio izquierdo: “Mi madre me ha dejado sola con mi padre”. Hemisferio derecho: “Me siento abandonada”).

No obstante, como excepción a esta regla, conviene saber que cuando el conflicto es de supervivencia, la lateralidad carece de importancia. Ello se debe a que el tronco cerebral no posee la cualidad de cruzamiento. También existen dos órganos pertenecientes al mesodermo nuevo que no tienen esa correspondencia cruzada: el riñón y el corazón. No obstante, se rigen igualmente por la lateralidad arquetípica.

Asimismo hay que recordar siempre que para las personas zurdas la lateralidad hay que entenderla al revés que con las personas diestras.

La lateralidad en las mamas

por otra parte, cuando se estudia en profundidad, descubrimos que tiene un sentido específico y diferente del que estamos hablando. Por ejemplo, si una mujer diestra sufre un conflicto de preocupación por la salud de su hijo, ella desarrollará un cáncer glandular de mama en su seno izquierdo (el seno en el que instintivamente se da de mamar al hijo). Si su conflicto fuera un fuerte sentimiento de desprotección por parte de su pareja, podría desarrollarse el mismo tipo de cáncer pero en el seno derecho.

La lateralidad dental

también tiene un sentido específico a partir de los tres años de edad. El lado derecho está relacionado con el padre, el clan, el trabajo y la posición social; y también con el futuro. El lado izquierdo representa a la madre, la familia, el hogar y la pareja; y también el pasado.

Hay personas zurdas que sin embargo han aprendido a manejarse bien con la mano y el pie derecho, sin embargo, con respecto a la lateralidad que estamos viendo aquí, hay que considerar que son zurdas biológicas.

Arcada superior, cuadrante derecho = padre, clan.

Test de Lateralidad

Hay una serie de pruebas que nos permiten probar la lateralidad:

1. Aplaudir: los diestros pegan con la mano derecha a izquierda, el movimiento lo hace la mano derecha.

2.  Cuando cruzamos los dedos de las dos manos, el pulgar derecho queda por encima del izquierdo.

3. Provocar un desequilibrio y ver si la pierna que sale primero es la derecha o la izquierda.

4.  Para subirse a una silla, qué pierna sube primero.

5. Cómo agarramos un bebé. Un diestro lo va a coger con la izquierda, porque con su mano derecha va a alejar el peligro; es una memoria muy arcaica, pero es así cómo va proteger a su bebé. Es muy preciso para una madre.

6.  Cuando agarran el teléfono, ¿en qué oreja lo ponen?

Cuando trabajamos con una persona ambidiestra, hay que preguntar a la persona lo que siente puesto que parece que estas personas funcionan de la misma manera con el cerebro derecho que con el izquierdo, y ello no está probado científicamente en la descodificación biológica, por lo que es fundamental seguir trabajando en esta línea de experimentación para comprender a nivel conflictivo lo que ocurre.

Otras normas a tener en cuenta

1.- Cuando se trata de los sentidos (vista, oído, olfato), la norma es que la parte derecha (los zurdos siempre al revés) señala «lo que entra» (algo que quiero que entre y que no entra o que entra y no quiero), y la parte izquierda es «lo que sale» (quiero sacar esto porque es tóxico/peligroso o no quiero que salga esta información vergonzosa para que no lo sepan los demás, etc.).

La lateralidad de los ojos tiene sus características específicas que podemos ver en el artículo dedicado a ellos.

2.- Si la parte afectada es el Aparato Locomotor, la parte derecha es una «acción obligada» y la izquierda es un «deseo impedido» (o un deseo de no hacer algo pero que finalmente lo hago).

3.- Una persona diestra, responde a un conflicto en relación a su madre o hijos, reales o simbólicos, con el lado izquierdo del cuerpo. Y responde a un conflicto con la pareja, con el lado derecho de su cuerpo (órganos y/o miembros de su cuerpo). Y, lógicamente, para las personas zurdas es al revés.

Joaquín Ferrer