Si bien los síntomas que se experimenten en un ataque de pánico son físicos, sus causas remiten a un conflicto emocional, aunque también puede haber una predisposición genética/transgeneracional, cuando hay en la familia personas con problemas de ansiedad.
En el ataque de pánico existe un miedo muy intenso y que no avisa sino que aparece repentinamente. Este miedo o temor es desencadenado por una situación en la cual la persona siente que no puede afrontarla o salir de ella.
Los factores ambientales que pueden predisponer a dar origen al problema, son entornos familiares sobreprotectores o demasiado exigentes, o si se han vivido situaciones de violencia familiar o/y abuso sexual.
Ejemplo de ambiente sobreprotector: Puede ocurrir que el niño haya vivido situaciones en las cuales ha vivido miedo por “dichos o mensajes” de sus padres o personas encargadas de la crianza. Padres o abuelos que le dicen al niño que “si sale puede ocurrirle algo”. Se le trasmite al niño que el mundo es hostil.
El ataque de pánico, que anteriormente se llamaba crisis de angustia, involucra una serie de síntomas y está vinculado a los trastornos de ansiedad, pero el impacto de sus síntomas es para quien lo padece más intenso que en la ansiedad.
Cuando ocurre por primera vez, generalmente la persona ha tenido algún problema en alguna área de su vida recientemente que actúa como desencadenante, porque recuerda y sobredimensiona el conflicto original.
No hace mucho tiempo atrás, tener un ataque de pánico no era algo tan común como lo es hoy en día. Eso no hace más que mostrarnos que estamos eligiendo formas de vivir que a menudo son muy exigentes con nosotros mismos, que nos hacen ir tras expectativas u objetivos que nos presionan y nos quitan bienestar para poder alcanzar una meta que cada vez parece más lejana.
¿Por qué decimos esto? Porque la ansiedad, en sí, cumple una función. A nivel nervioso enciende una alarma en nuestro sistema y nos pone en estado de alerta frente a un peligro que requiere de todos nuestros sentidos para poder reaccionar.

¿Qué significado hay detrás de un ataque de pánico?
En primer lugar, es necesario resaltar que estará vinculado con la historia de cada uno. Sin embargo, es posible señalar algunos significados emocionales generales:
- Sensación de ser poco apreciado/a.
- Sensación de desprotección o desamparo.
- Dificultad para expresar lo que siento o necesito.
- Miedo a fracasar (auto exigencia).
- Falta de confianza.
- Exceso de comparación con otros.
- Miedo a vivir por miedo a morir.
Las personas con un alto rasgo de ansiedad, a nivel cognitivo (pensamientos negativos, preocupaciones, obsesiones…), fisiológico (molestias en el estómago, taquicardias, sudoración, mareos…) y/o conductual (fumar, comer o beber en exceso, comerse las uñas, evitar ciertas situaciones por miedo al qué dirán…) tienen más probabilidad de sufrir ataques de pánico.
Desde el punto de vista de la psicología clínica, “la característica principal de una crisis de angustia es la aparición aislada y temporal de miedo o malestar de carácter intenso, que se acompaña de al menos 4 de un total de 13 síntomas somáticos o cognoscitivos.
La crisis se inicia de forma brusca y alcanza su máxima expresión con rapidez (habitualmente en 10 min. o menos), acompañándose a menudo de una sensación de peligro o de muerte inminente y de una urgente necesidad de escapar.
Los 13 síntomas somáticos o cognoscitivos vienen constituidos por palpitaciones, sudoración, temblores o sacudidas, sensación de falta de aliento o ahogo, sensación de atragantarse, opresión o malestar torácicos, náuseas o molestias abdominales, inestabilidad o mareo (aturdimiento), desrealización o despersonalización, miedo a perder el control o «volverse loco», miedo a morir, parestesias y escalofríos o sofocaciones” (DSM IV pág. 420).

Frente a estos síntomas subyace la ANGUSTIA, de hecho el ataque de pánico se llamaba crisis de angustia. Junto a la angustia hay MIEDO. Es un miedo interno. La mayoría de las veces puede que no haya una situación concreta, en el momento que se desencadena la crisis, que provoque ese miedo desmedido. Sin embargo la persona se siente invadida por una angustia y miedo desbordante que se manifiesta en los síntomas antes mencionados.
La persona es consciente de lo que está viviendo y ante la sintomatología aumenta el miedo de que algo catastrófico pueda ocurrirle, incluso su muerte. Por tanto, quien ya padeció un ataque de pánico, teme que le vuelva a ocurrir.
Este temor puede limitar mucho la vida de la persona. Puede ocurrir que evite ir a ciertos lugares, incluso en casos extremos evitan salir a la calle o evitan ciertos lugares donde le ocurrió el pánico. Puede generar entonces diversos tipos de fobias limitando su vida.
Por eso es importante que la persona que vive un ataque de pánico reciba apoyo terapéutico. Que tome conocimiento de que no le va a ocurrir nada ya que no se trata de una patología orgánica. En los síntomas físicos que experimenta no hay un órgano afectado sino que son conflictos emocionales puestos en el cuerpo.
Muchas veces, quien padece ataques de pánico deja sus actividades habituales por miedo de que le ocurra en tal lugar o en otro.

BIODESCODIFICACIÓN DEL ATAQUE DE PÁNICO
¿Qué conflicto emocional estoy viviendo?
Para comprender en profundidad las causas de los Ataques de Pánico, es necesario entender primero lo que es una Constelación Esquizofrénica en Biodescodificación.
Como ya se sabe, en biodescodificación un impacto emocional específico impacta sobre un área específica del cerebro, y dicha área corresponderá siempre a un órgano o tejido específico dañado o que presente síntomas.
Pues bien, una Constelación Esquizofrénica representará casi siempre, que no ha ocurrido solo un impacto emocional sino que han ocurrido dos impactos emocionales específicos, de manera simultánea, afectando al mismo tiempo ambos hemisferios cerebrales. Pero no por ser dos impactos emocionales simultáneos, se impactan dos órganos, no.
La consecuencia de una Constelación Esquizofrénica no será un daño físico, sino un daño a nivel mental. Se presentará por tanto una alteración psicológica, una alteración de comportamiento.
Ya con este principio claro, analicemos cuáles son los dos conflictos emocionales simultáneos:
Desvalorización + Opresión
¿Qué significa? Significa que he de dar con el momento preciso en el que viví algo aberrante, sucio, ruin, que me destruyó la vida, que me rompió por dentro, que me aterrorizó, para que yo presentara mi primer ataque de pánico.
Obligadamente, tuve que vivir una situación en la que me sentí muy poca cosa y, a la vez, presionado para soportarlo. En consecuencia, la persona siente que pierde su identidad y que corre peligro su vida.
La persona, en algún momento de la vida vivió un hecho traumático que no pudo gestionar o resolver. Esa vivencia le aterrorizó y no pudo defenderse ni pudo huir, tuvo que vivirla. La persona no pudo escapar, ni pudo superar esa situación. Presenció algo amenazante, aterrorizante o le obligaron a verlo. Algo violento real y se sintió amenazada.
Puede ser una situación que tenga que ver con lo sexual, violaciones, abusos, violencia… Lo vivió la persona o lo pudo haber visto en su entorno.
Por lo general, estas situaciones son más comunes de lo que parecen pero la misma sociedad, la educación familiar tradicional, la religión y las creencias, han influido de sobremanera para que sea más aceptado un ataque de pánico que una sucia verdad oculta.
Para la mayoría de las personas, es más fácil decir cosas como “a mi hija, que es muy nerviosa pobrecita, le dan ataques de pánico”, que decir “a mi hija la violó mi hermano y nunca hicimos nada en la familia, fue algo sin importancia”.
Tengo que tomar consciencia y recordar:
- Si fui tocado(a).
- Si fui violado(a).
- Si me obligaron a un acto sexual indebido (sexo grupal, sexo con animales, observar a alguien teniendo sexo, etc.).
- Si presencié un brutal asesinato y conozco al asesino.
- Pudo haber violencia, golpes, gritos y yo tuve que callar.
- Pude haber sido amenazado(a) para no decir nada.
Y cómo haya sido, fue algo que nunca superé, que nunca olvidé, que hoy por hoy, me mantiene sufriendo ataques de pánico.
Mi adversario sigue cerca, a veces lo veo, siempre lo veo, convivo con él, o bien, el simple recuerdo de lo que pasó es el adversario, sigue ahí.
Biológicamente, los Ataques de Pánico son una reacción en la que el cerebro manda la orden de “no moverme”, de “angustiarme” o de “salir corriendo”, porque ha recibido nuestra emoción de peligro.
Sea que el recuerdo de la agresión esté presente o sea subconsciente, el cerebro reacciona y ordena el “ataque de pánico”, para intentar defendernos del agresor.

Si no encontramos el origen del problema en nuestra vida actual a partir de los tres años aproximadamente, tendremos que buscarlo en el Transgeneracional o en el Proyecto Sentido: qué le pasó a nuestra madre durante el embarazo, el parto y nuestra tierna infancia.
Hay que analizar en profundidad el tipo de parto en el que nacimos, porque pudo ser un parto sumamente doloroso y difícil que nos haya impreso la orden de “vivir con miedo a morir”. Necesitamos asumir que, muy probablemente, nuestra madre vivió algo de lo anterior mientras nos estaba esperando, e incluso pudo ser previo a embarazarse de mí o sufrir algún tipo de problemas angustiosos tiempo después de que hubiéramos nacido.
En el Árbol Genealógico (transgeneracional) tengo que buscar las mismas historias, porque si no fue por Proyecto Sentido, necesariamente hay uno o varios ancestros en el árbol -de los que soy doble- y que sí vivieron estas experiencias traumáticas y me están heredando dicha emoción.
- Historias de Incesto reales.
- Violaciones.
- Asesinatos.
- Historias de Pedofilia, Zoofilia, Sodomía.
- Violencia y/o Golpes en el Embarazo.
Entender que para que yo sufra ataques de pánico son necesarias estas historias, ayudará a comprender que, si no es mi caso, es algo que no quiero, que no me corresponde y que ya no voy a permitir más. Y si algo efectivamente coincide con mi vida, necesito hablar, denunciar, compartir con alguien de confianza, para sanarme y liberarme.
Por eso, conocer la historia de mi madre, padre y demás familia, es importante para mí, porque me permitirá dejar de ser “la víctima de los ataques de pánico”, para convertirme en la responsable de mis propias emociones, liberarlas y continuar con mi vida plenamente.

QUE HACER FRENTE AL ATAQUE DE PÁNICO
Quien padece ataques de pánico genera un miedo al miedo. Es decir miedo a que vuelva a ocurrir. Miedo al padecimiento que vivió. Y eso produce más ansiedad y aumentará sus síntomas.
- Ten claro que aunque sea desagradable no supone un riesgo para tu vida.
- Intenta no evitar ciertos lugares o ciertas situaciones porque allí experimentaste un ataque de pánico. Pues de esta manera comienzas a limitar tu vida y puedes instaurar una fobia. Si te expones y ves que nada te ocurre, verás que no pasa nada aunque hayas tenido pánico una vez en ese lugar, desconfirmas ese miedo.
- Ten hábitos de vida saludables. Una buena alimentación es importante, evitando el consumo de estimulantes como el café por ejemplo. También el ejercicio físico ayuda a disminuir los niveles de ansiedad ya que eleva al serotonina y las endorfinas (hormonas vinculadas a la relajación).
- Hay dos aspectos a tomar en cuenta: La Atención y La interpretación de lo que estamos viviendo. Lo que se denomina sesgo atencional y sesgo interpretativo. Estos sesgos lo que hacen es focalizar la atención en lo que estoy sintiendo en mi cuerpo. Una errónea interpretación de esas señales puede favorecer la aparición del ataque de pánico.
“Para algunos autores, los pensamientos negativos o las interpretaciones, emergen de la activación de creencias establecidas en los circuitos de la memoria a largo plazo, creando esquemas en las estructuras cerebrales de la memoria que contienen este tipo de información” (Wells, 2000).
“Parece ser que estos esquemas disfuncionales que caracterizan los trastornos emocionales son más rígidos, inflexibles y concretos que los de los individuos normales” (Beck, 1967).
- Para disminuir el estrés, en vez de focalizarte en lo negativo, en lo mal que te estás sintiendo o en lo que te pueda pasar, concéntrate en tu respiración por más difícil que te parezca. Intenta sentir como el aire recorre tu cuerpo, déjalo pasar, inhala y exhala lo más lento que puedas y verás que poco a poco se va normalizando.
- Para el tratamiento del ataque de pánico es necesario la psicoterapia y en algunos casos el tratamiento farmacológico.
- Tanto la terapia psicológica como la psicodescodificación analizan los orígenes y las posibilidades de tratamiento, trabajando sobre el área cognitiva (pensamientos) y las emociones. Además, cualquier terapia que se aplique debe proporcionar técnicas de autocontrol y de exposición para manejar la crisis, entre otras.

¿Cómo actuar ante el estado de alarma que anticipa un nuevo ataque de pánico?
En esta sensación de alarma es importante:
- Identificar qué nos está sucediendo.
- Darnos auto instrucciones para bajar la alerta y la activación -como respirar con tranquilidad-.
- Comprender el motivo por el que nuestro cuerpo está reaccionando así.
- Darnos tiempo, desde la tranquilidad y la aceptación, para que se pase.
Aprender a aceptar la ansiedad y tolerarla sin miedo ni frustración es fundamental. Hablarse a uno mismo o a una misma, sin exigencias, sino con paciencia y comprensión, es crucial.
Debemos reeducar nuestra mente, reduciendo la atención que prestamos a los pensamientos y síntomas relacionados con nuestra ansiedad y redirigiendo nuestra atención a aquellos pensamientos o situaciones que nos generan bienestar.
¿Qué es la autorregulación emocional y por qué es tan importante?
En el manejo de los ataques de pánico, se entrenan técnicas para afrontar la ansiedad. Como la «Exposición interoceptiva» o la mejora de la tolerancia a las emociones desagradables, mediante la autorregulación emocional.
Estas técnicas forman parte de la evolución y mejora de los tratamientos psicológicos en esta materia, que anteriormente estaban basados exclusivamente en la alta exposición a la situación que generaba la ansiedad, y que no solo resultaban poco eficaces sino que producían altos niveles de malestar en los pacientes.
Preocuparnos acerca de la ansiedad que estamos sintiendo, insistir en pensar en lo que nos podría ocurrir –los famosos «y si…»– es una estrategia muy poco útil en estas situaciones.
Es más conveniente aprender a distraerse, tras aceptar la ansiedad, y cambiar nuestra atención hacia el momento presente: Qué bella música suena. Qué colores tan sugerentes hay en el escenario. Qué delicada interpretación de la actriz…
La mayoría de las personas que han sufrido un ataque de pánico no son conscientes de que hay que pasar por un proceso adaptativo y natural, y de que la forma en la que discurra este proceso y las expectativas que tengamos, serán decisivas para el futuro resultado.
Es importante identificar las creencias erróneas o los pensamientos disfuncionales tras un ataque de pánico. Por ejemplo decirnos cosas como ¿Y si nunca termina de desaparecer por completo mi ansiedad? ¿Y si nunca vuelvo a sentirme seguro? ¿Y si a partir de ahora me siento siempre triste?
Estas expectativas pueden verse influenciadas y alimentadas por información sesgada que buscamos en libros, artículos o en internet. En ocasiones buscamos la información que queremos encontrar. Es lo que llamamos sesgo de confirmación, leemos o aceptamos sólo aquello que confirma nuestro punto de vista.
Incluso nos fijamos en otras experiencias de amigos o conocidos, o de famosos, que interpretamos como casos similares o idénticos al nuestro.

Consejos claves:
1.- Ajusta tus expectativas de forma realista. No nos sirve tener una visión positiva tras un ataque de pánico, si esta es poco realista. Pensar que no vas a volver a tener ansiedad, vayas donde vayas, solo porque te lo propongas. Siguiendo con el ejemplo anterior, sería como pensar que no te va a doler la pierna después de rompértela.
2.- Entiende las causas de tu ansiedad y acepta tu ansiedad. Comprender el mecanismo que genera la ansiedad nos da información y nos permite identificar qué situaciones podrían estar activándola. A partir de ahí podemos decidir e iniciar estrategias para realizar cambios o proponer soluciones. Hay 5 causas que nos hacen más vulnerables a la ansiedad y que suelen estar íntimamente relacionadas con la aparición de nuevos ataques de pánico:
- Nivel de estrés elevado y prolongado en el tiempo.
- Cansancio físico (elevada exigencia, falta de descanso, alteraciones del sueño…).
- Disgusto o enfado con alguien.
- Enfermedad o dolor físico (fiebre, dolor o contractura muscular, problemas de estómago…).
- Cambios hormonales (síndrome premenstrual, ciclo menstrual desajustado…).
3.- Detecta y cambia los pensamientos no realistas o desadaptativos. La aparición de este estilo de pensamiento forma parte del proceso. Son pensamientos como: “Mi vida ya no será como antes”. “Esto es una muestra de que soy una persona débil”. “No seré capaz de quitarme la ansiedad”.
Cuestiona estos pensamientos, ponlos en duda… y modifícalos. Revisa lo que piensas sobre tu propia ansiedad.
Hay dos formas de pensar sobre tu propia ansiedad, una adaptativa y otra desadaptativa.
Adaptativa: Pensar que es normal tener ansiedad después de tanto estrés, que estará contigo una temporada corta si te cuidas y descansas, que puedes acostumbrarte a ella aunque sea incómoda. Que es natural porque es una respuesta condicionada por el ataque de pánico que has tenido. El resultado de este estilo de pensamiento será a medio y largo plazo muy positivo.
Desadaptativa: Pensar que es terrible tener ansiedad, que no se pasará nunca, que va a hacer que tu vida se vaya al traste. Que es injusto sentirla, que es inexplicable e incontrolable sentirte así. El resultado es incrementar tu desesperanza y tristeza, y por tanto incrementar tu vulnerabilidad, tu fragilidad.
Actualmente, los tratamientos de los ataques de pánico están centrados en el aprendizaje y el conocimiento, para dotar a la persona de recursos que le permitan manejar la ansiedad en las situaciones comprometidas y darse cuenta de que ya no es necesario evitarlas, puesto que se comprenden y aceptan las emociones, con lo que paulatinamente se logra tener percepción de control y de capacidad sobre la situación.
Desde el enfoque de la psicodescodificación, el conocimiento y la comprensión del origen emocional que ha desencadenado los ataques de pánico posteriores, resulta clave para saber cómo abordar un enfoque distinto y mejor que el que tuvimos en el momento en que aquella circunstancia traumática ocurrió. Una vez que conocemos el origen y hemos encontrado en el presente esa mejor solución (que en su momento no fuimos capaces de discernir), lo único que puede mantener el miedo a los ataques de pánico es la inercia negativa de una irracional falta de confianza en que esas circunstancias ya están superadas y se han quedado en el pasado.
