La biodescodificación de los ataques de pánico

Si bien los síntomas que se experimenten en un ataque de pánico son físicos, sus causas remiten a un conflicto emocional,  aunque también puede haber una predisposición genética/transgeneracional, cuando hay en la familia personas con problemas de ansiedad.

En el ataque de pánico existe un miedo muy intenso y que no avisa sino que aparece repentinamente. Este miedo o temor es desencadenado por una situación en la cual la persona siente que no puede afrontarla o salir de ella.

Los factores ambientales que pueden predisponer a dar origen al problema, son entornos familiares sobreprotectores o demasiado exigentes, o si se han vivido situaciones de violencia familiar o/y abuso sexual.

Ejemplo de ambiente sobreprotector: Puede ocurrir que el niño haya vivido situaciones en las cuales ha vivido miedo por “dichos o mensajes” de sus padres o personas encargadas de la crianza. Padres o abuelos que le dicen al niño que “si sale puede ocurrirle algo”. Se le trasmite al niño que el mundo es hostil.

El ataque de pánico, que anteriormente se llamaba crisis de angustia, involucra una serie de síntomas y está vinculado a los trastornos de ansiedad, pero el impacto de sus síntomas es para quien lo padece más intenso que en la ansiedad.

Cuando ocurre por primera vez, generalmente la persona ha tenido algún problema en alguna área de su vida recientemente que actúa como desencadenante, porque recuerda y sobredimensiona el conflicto original.

No hace mucho tiempo atrás, tener un ataque de pánico no era algo tan común como lo es hoy en día. Eso no hace más que mostrarnos que estamos eligiendo formas de vivir que a menudo son muy exigentes con nosotros mismos, que nos hacen ir tras expectativas u objetivos que nos presionan y nos quitan bienestar para poder alcanzar una meta que cada vez parece más lejana.

¿Por qué decimos esto? Porque la ansiedad, en sí, cumple una función. A nivel nervioso enciende una alarma en nuestro sistema y nos pone en estado de alerta frente a un peligro que requiere de todos nuestros sentidos para poder reaccionar.

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¿Qué significado hay detrás de un ataque de pánico?

En primer lugar, es necesario resaltar que estará vinculado con la historia de cada uno. Sin embargo, es posible señalar algunos significados emocionales generales:

  • Sensación de ser poco apreciado/a.
  • Sensación de desprotección o desamparo.
  • Dificultad para expresar lo que siento o necesito.
  • Miedo a fracasar (auto exigencia).
  • Falta de confianza.
  • Exceso de comparación con otros.
  • Miedo a vivir por miedo a morir.

Las personas con un alto rasgo de ansiedad, a nivel cognitivo (pensamientos negativos, preocupaciones, obsesiones…), fisiológico (molestias en el estómago, taquicardias, sudoración, mareos…) y/o conductual (fumar, comer o beber en exceso, comerse las uñas, evitar ciertas situaciones por miedo al qué dirán…) tienen más probabilidad de sufrir ataques de pánico.

Desde el punto de vista de la psicología clínica, “la característica principal de una crisis de angustia es la aparición aislada y temporal de miedo o malestar de carácter intenso, que se acompaña de al menos 4 de un total de 13 síntomas somáticos o cognoscitivos.

La crisis se inicia de forma brusca y alcanza su máxima expresión con rapidez (habitualmente en 10 min. o menos), acompañándose a menudo de una sensación de peligro o de muerte inminente y de una urgente necesidad de escapar.

Los 13 síntomas somáticos o cognoscitivos vienen constituidos por palpitaciones, sudoración, temblores o sacudidas, sensación de falta de aliento o ahogo, sensación de atragantarse, opresión o malestar torácicos, náuseas o molestias abdominales, inestabilidad o mareo (aturdimiento), desrealización o despersonalización, miedo a perder el control o «volverse loco», miedo a morir, parestesias y escalofríos o sofocaciones” (DSM IV pág. 420).

Frente a estos síntomas subyace la ANGUSTIA, de hecho el ataque de pánico se llamaba crisis de angustia. Junto a la angustia hay MIEDO. Es un miedo interno. La mayoría de las veces puede que no haya una situación concreta, en el momento que se desencadena la crisis, que provoque ese miedo desmedido. Sin embargo la persona se siente invadida por una angustia y miedo desbordante que se manifiesta en los síntomas antes mencionados.

La persona es consciente de lo que está viviendo y ante la sintomatología aumenta el miedo de que algo catastrófico pueda ocurrirle, incluso su muerte. Por tanto, quien ya padeció un ataque de pánico, teme que le vuelva a ocurrir.

Este temor puede limitar mucho la vida de la persona. Puede ocurrir que evite ir a ciertos lugares, incluso en casos extremos evitan salir a la calle o evitan ciertos lugares donde le ocurrió el pánico. Puede generar entonces diversos tipos de fobias limitando su vida.

Por eso es importante que la persona que vive un ataque de pánico reciba apoyo terapéutico. Que tome conocimiento de que no le va a ocurrir nada ya que no se trata de una patología orgánica. En los síntomas físicos que experimenta no hay un órgano afectado sino que son conflictos emocionales puestos en el cuerpo.

Muchas veces, quien padece ataques de pánico deja sus actividades habituales por miedo de que le ocurra en tal lugar o en otro.

BIODESCODIFICACIÓN DEL ATAQUE DE PÁNICO

¿Qué conflicto emocional estoy viviendo?

Para comprender en profundidad las causas de los Ataques de Pánico, es necesario entender primero lo que es una Constelación Esquizofrénica en Biodescodificación.

Como ya se sabe, en biodescodificación un impacto emocional específico impacta sobre un área específica del cerebro, y dicha área corresponderá siempre a un órgano o tejido específico dañado o que presente síntomas.

Pues bien, una Constelación Esquizofrénica representará casi siempre, que no ha ocurrido solo un impacto emocional sino que han ocurrido dos impactos emocionales específicos, de manera simultánea, afectando al mismo tiempo ambos hemisferios cerebrales. Pero no por ser dos impactos emocionales simultáneos, se impactan dos órganos, no.

La consecuencia de una Constelación Esquizofrénica no será un daño físico, sino un daño a nivel mental. Se presentará por tanto una alteración psicológica, una alteración de comportamiento.

Ya con este principio claro, analicemos cuáles son los dos conflictos emocionales simultáneos:

Desvalorización + Opresión

¿Qué significa? Significa que he de dar con el momento preciso en el que viví algo aberrante, sucio, ruin, que me destruyó la vida, que me rompió por dentro, que me aterrorizó, para que yo presentara mi primer ataque de pánico.

Obligadamente, tuve que vivir una situación en la que me sentí muy poca cosa y, a la vez, presionado para soportarlo. En consecuencia, la persona siente que pierde su identidad y que corre peligro su vida.

La persona, en algún momento de la vida vivió un hecho traumático que no pudo gestionar o resolver. Esa vivencia le aterrorizó y no pudo defenderse ni pudo huir, tuvo que vivirla. La persona no pudo escapar, ni pudo superar esa situación. Presenció algo amenazante, aterrorizante o le obligaron a verlo. Algo violento real y se sintió amenazada.

Puede ser una situación que tenga que ver con lo sexual, violaciones, abusos, violencia… Lo vivió la persona o lo pudo haber visto en su entorno.

Por lo general, estas situaciones son más comunes de lo que parecen pero la misma sociedad, la educación familiar tradicional, la religión y las creencias, han influido de sobremanera para que sea más aceptado un ataque de pánico que una sucia verdad oculta.

Para la mayoría de las personas, es más fácil decir cosas como “a mi hija, que es muy nerviosa pobrecita, le dan ataques de pánico”, que decir “a mi hija la violó mi hermano y nunca hicimos nada en la familia, fue algo sin importancia”.

Tengo que tomar consciencia y recordar:

  • Si fui tocado(a).
  • Si fui violado(a).
  • Si me obligaron a un acto sexual indebido (sexo grupal, sexo con animales, observar a alguien teniendo sexo, etc.).
  • Si presencié un brutal asesinato y conozco al asesino.
  • Pudo haber violencia, golpes, gritos y yo tuve que callar.
  • Pude haber sido amenazado(a) para no decir nada.

Y cómo haya sido, fue algo que nunca superé, que nunca olvidé, que hoy por hoy, me mantiene sufriendo ataques de pánico.

Mi adversario sigue cerca, a veces lo veo, siempre lo veo, convivo con él, o bien, el simple recuerdo de lo que pasó es el adversario, sigue ahí.

Biológicamente, los Ataques de Pánico son una reacción en la que el cerebro manda la orden de “no moverme”, de “angustiarme” o de “salir corriendo”, porque ha recibido nuestra emoción de peligro.

Sea que el recuerdo de la agresión esté presente o sea subconsciente, el cerebro reacciona y ordena el “ataque de pánico”, para intentar defendernos del agresor.

Si no encontramos el origen del problema en nuestra vida actual a partir de los tres años aproximadamente, tendremos que buscarlo en el Transgeneracional o en el Proyecto Sentido: qué le pasó a nuestra madre durante el embarazo, el parto y nuestra tierna infancia.

Hay que analizar en profundidad el tipo de parto en el que nacimos, porque pudo ser un parto sumamente doloroso y difícil que nos haya impreso la orden de “vivir con miedo a morir”. Necesitamos asumir que, muy probablemente, nuestra madre vivió algo de lo anterior mientras nos estaba esperando, e incluso pudo ser previo a embarazarse de mí o sufrir algún tipo de problemas angustiosos tiempo después de que hubiéramos nacido.

En el Árbol Genealógico (transgeneracional) tengo que buscar las mismas historias, porque si no fue por Proyecto Sentido, necesariamente hay uno o varios ancestros en el árbol -de los que soy doble- y que sí vivieron estas experiencias traumáticas y me están heredando dicha emoción.

  • Historias de Incesto reales.
  • Violaciones.
  • Asesinatos.
  • Historias de Pedofilia, Zoofilia, Sodomía.
  • Violencia y/o Golpes en el Embarazo.

Entender que para que yo sufra ataques de pánico son necesarias estas historias, ayudará a comprender que, si no es mi caso, es algo que no quiero, que no me corresponde y que ya no voy a permitir más. Y si algo efectivamente coincide con mi vida, necesito hablar, denunciar, compartir con alguien de confianza, para sanarme y liberarme.

Por eso, conocer la historia de mi madre, padre y demás familia, es importante para mí, porque me permitirá dejar de ser “la víctima de los ataques de pánico”, para convertirme en la responsable de mis propias emociones, liberarlas y continuar con mi vida plenamente.

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QUE HACER FRENTE AL ATAQUE DE PÁNICO

Quien padece ataques de pánico genera un miedo al miedo. Es decir miedo a que vuelva a ocurrir. Miedo al padecimiento que vivió. Y eso produce más ansiedad y aumentará sus síntomas.

  • Ten claro que aunque sea desagradable no supone un riesgo para tu vida.
  • Intenta no evitar ciertos lugares o ciertas situaciones porque allí experimentaste un ataque de pánico. Pues de esta manera comienzas a limitar tu vida y puedes instaurar una fobia. Si te expones y ves que nada te ocurre, verás que no pasa nada aunque hayas tenido pánico una vez en ese lugar, desconfirmas ese miedo.
  • Ten hábitos de vida saludables. Una buena alimentación es importante, evitando el consumo de estimulantes como el café por ejemplo. También el ejercicio físico ayuda a disminuir los niveles de ansiedad ya que eleva al serotonina y las endorfinas (hormonas vinculadas a la relajación).
  • Hay dos aspectos a tomar en cuenta: La Atención y La interpretación de lo que estamos viviendo. Lo que se denomina sesgo atencional y sesgo interpretativo. Estos sesgos lo que hacen es focalizar la atención en lo que estoy sintiendo en mi cuerpo. Una errónea interpretación de esas señales puede favorecer la aparición del ataque de pánico.

“Para algunos autores, los pensamientos negativos o las interpretaciones, emergen de la activación de creencias establecidas en los circuitos de la memoria a largo plazo, creando esquemas en las estructuras cerebrales de la memoria que contienen este tipo de información” (Wells, 2000).

“Parece ser que estos esquemas disfuncionales que caracterizan los trastornos emocionales son más rígidos, inflexibles y concretos que los de los individuos normales” (Beck, 1967).

  • Para disminuir el estrés, en vez de focalizarte en lo negativo, en lo mal que te estás sintiendo o en lo que te pueda pasar, concéntrate en tu respiración por más difícil que te parezca. Intenta sentir como el aire recorre tu cuerpo, déjalo pasar, inhala y exhala lo más lento que puedas y verás que poco a poco se va normalizando.
  • Para el tratamiento del ataque de pánico es necesario la psicoterapia y en algunos casos el tratamiento farmacológico.
  • Tanto la terapia psicológica como la psicodescodificación analizan los orígenes y las posibilidades de tratamiento, trabajando sobre el área cognitiva (pensamientos) y las emociones. Además, cualquier terapia que se aplique debe proporcionar técnicas de autocontrol y de exposición para manejar la crisis, entre otras.

¿Cómo actuar ante el estado de alarma que anticipa un nuevo ataque de pánico?

En esta sensación de alarma es importante:

  • Identificar qué nos está sucediendo.
  • Darnos auto instrucciones para bajar la alerta y la activación -como respirar con tranquilidad-.
  • Comprender el motivo por el que nuestro cuerpo está reaccionando así.
  • Darnos tiempo, desde la tranquilidad y la aceptación, para que se pase.

Aprender a aceptar la ansiedad y tolerarla sin miedo ni frustración es fundamental. Hablarse a uno mismo o a una misma, sin exigencias, sino con paciencia y comprensión, es crucial.

Debemos reeducar nuestra mente, reduciendo la atención que prestamos a los pensamientos y síntomas relacionados con nuestra ansiedad y redirigiendo nuestra atención a aquellos pensamientos o situaciones que nos generan bienestar.

¿Qué es la autorregulación emocional y por qué es tan importante?

En el manejo de los ataques de pánico, se entrenan técnicas para afrontar la ansiedad. Como la «Exposición interoceptiva» o la mejora de la tolerancia a las emociones desagradables, mediante la autorregulación emocional.

Estas técnicas forman parte de la evolución y mejora de los tratamientos psicológicos en esta materia, que anteriormente estaban basados exclusivamente en la alta exposición a la situación que generaba la ansiedad, y que no solo resultaban poco eficaces sino que producían altos niveles de malestar en los pacientes.

Preocuparnos acerca de la ansiedad que estamos sintiendo, insistir en pensar en lo que nos podría ocurrir –los famosos «y si…»– es una estrategia muy poco útil en estas situaciones.

Es más conveniente aprender a distraerse, tras aceptar la ansiedad, y cambiar nuestra atención hacia el momento presente: Qué bella música suena. Qué colores tan sugerentes hay en el escenario. Qué delicada interpretación de la actriz…

La mayoría de las personas que han sufrido un ataque de pánico no son conscientes de que hay que pasar por un proceso adaptativo y natural, y de que la forma en la que discurra este proceso y las expectativas que tengamos, serán decisivas para el futuro resultado.

Es importante identificar las creencias erróneas o los pensamientos disfuncionales tras un ataque de pánico. Por ejemplo decirnos cosas como ¿Y si nunca termina de desaparecer por completo mi ansiedad? ¿Y si nunca vuelvo a sentirme seguro? ¿Y si a partir de ahora me siento siempre triste?

Estas expectativas pueden verse influenciadas y alimentadas por información sesgada que buscamos en libros, artículos o en internet. En ocasiones buscamos la información que queremos encontrar. Es lo que llamamos sesgo de confirmación, leemos o aceptamos sólo aquello que confirma nuestro punto de vista.

Incluso nos fijamos en otras experiencias de amigos o conocidos, o de famosos, que interpretamos como casos similares o idénticos al nuestro.

Consejos claves:

1.- Ajusta tus expectativas de forma realista. No nos sirve tener una visión positiva tras un ataque de pánico, si esta es poco realista. Pensar que no vas a volver a tener ansiedad, vayas donde vayas, solo porque te lo propongas. Siguiendo con el ejemplo anterior, sería como pensar que no te va a doler la pierna después de rompértela.

2.- Entiende las causas de tu ansiedad y acepta tu ansiedad. Comprender el mecanismo que genera la ansiedad nos da información y nos permite identificar qué situaciones podrían estar activándola. A partir de ahí podemos decidir e iniciar estrategias para realizar cambios o proponer soluciones. Hay 5 causas que nos hacen más vulnerables a la ansiedad y que suelen estar íntimamente relacionadas con la aparición de nuevos ataques de pánico:

  • Nivel de estrés elevado y prolongado en el tiempo.
  • Cansancio físico (elevada exigencia, falta de descanso, alteraciones del sueño…).
  • Disgusto o enfado con alguien.
  • Enfermedad o dolor físico (fiebre, dolor o contractura muscular, problemas de estómago…).
  • Cambios hormonales (síndrome premenstrual, ciclo menstrual desajustado…).

3.- Detecta y cambia los pensamientos no realistas o desadaptativos. La aparición de este estilo de pensamiento forma parte del proceso. Son pensamientos como: “Mi vida ya no será como antes”. “Esto es una muestra de que soy una persona débil”. “No seré capaz de quitarme la ansiedad”.

Cuestiona estos pensamientos, ponlos en duda… y modifícalos. Revisa lo que piensas sobre tu propia ansiedad.

Hay dos formas de pensar sobre tu propia ansiedad, una adaptativa y otra desadaptativa.

Adaptativa: Pensar que es normal tener ansiedad después de tanto estrés, que estará contigo una temporada corta si te cuidas y descansas, que puedes acostumbrarte a ella aunque sea incómoda. Que es natural porque es una respuesta condicionada por el ataque de pánico que has tenido. El resultado de este estilo de pensamiento será a medio y largo plazo muy positivo.

Desadaptativa: Pensar que es terrible tener ansiedad, que no se pasará nunca, que va a hacer que tu vida se vaya al traste. Que es injusto sentirla, que es inexplicable e incontrolable sentirte así. El resultado es incrementar tu desesperanza y tristeza, y por tanto incrementar tu vulnerabilidad, tu fragilidad.

Actualmente, los tratamientos de los ataques de pánico están centrados en el aprendizaje y el conocimiento, para dotar a la persona de recursos que le permitan manejar la ansiedad en las situaciones comprometidas y darse cuenta de que ya no es necesario evitarlas, puesto que se comprenden y aceptan las emociones, con lo que paulatinamente se logra tener percepción de control y de capacidad sobre la situación.

Desde el enfoque de la psicodescodificación, el conocimiento y la comprensión del origen emocional que ha desencadenado los ataques de pánico posteriores, resulta clave para saber cómo abordar un enfoque distinto y mejor que el que tuvimos en el momento en que aquella circunstancia traumática ocurrió. Una vez que conocemos el origen y hemos encontrado en el presente esa mejor solución (que en su momento no fuimos capaces de discernir), lo único que puede mantener el miedo a los ataques de pánico es la inercia negativa de una irracional falta de confianza en que esas circunstancias ya están superadas y se han quedado en el pasado.

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La biodescodificación del estómago

El sentido biológico del aparato digestivo es la aceptación, y su conflicto es la dificultad o imposibilidad de digerir alguna circunstancia.

El estómago se lo traga todo, digiere las ideas y experiencias nuevas que tenemos. ¿Qué (o quién) es lo que usted no puede tragar? ¿Y lo que le revuelve el estómago? Cuando hay problemas de estómago, eso significa generalmente que no sabemos cómo asimilar las nuevas experiencias: tendremos miedo, rabia u otra emoción desagradable. Por ejemplo, cuando empezaron a popularizarse los aviones comerciales, la idea de meternos en un gran tubo metálico que debía transportarnos sanos y salvos por el cielo era nueva y difícil de asimilar. En cada asiento había bolsas de papel para vomitar, y se usaban frecuentemente. Ahora, muchos años después, sigue habiendo bolsas en todos los asientos, pero rara vez alguien las usa, porque ya hemos asimilado la idea de volar.

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Problemas de estómago

No asimilación de la realidad que nos rodea. Preocupaciones que desbordan nuestras emociones. Necesidad de amor y alimento espiritual. Conflicto entre lo que queremos y lo que vivimos. Reacciones negativas frente a la realidad (presente o en un hipotético futuro). Miedo visceral, angustia, ira o quejas. Incapacidad de digerir, asimilar lo nuevo en nuestra vida. Temor a lo nuevo. Falta de aceptación. Contrariedad familiar. Miedo arcaico a morir por inanición. Conflicto de no poder digerir el pedazo. Conflicto relativo a personas o situaciones con las que debemos codearnos por obligación. Contrariedad por el territorio.

Resentir

“Quiero evitar algo que me imponen”. “No puedo digerir aquello que me imponen”. He cogido el pedazo, me lo he tragado, pero no lo puedo digerir”. “No tengo lo que quiero y tengo lo que no quiero”.

Según el grado de “indigestión” puede manifestarse desde acidez a úlcera hasta llegar a una tumoración (intento desesperado de supervivencia).

Las personas aquejadas de trastornos digestivos deben hacerse las preguntas siguientes:

  • ¿Qué es lo que no puedo o no quiero tragar?
  • ¿Me consumo interiormente?
  • ¿Cómo llevo mis sentimientos?
  • ¿Qué me amarga?
  • ¿Cómo llevo mi agresividad?
  • ¿En qué medida huyo de los conflictos?
  • ¿Hay en mí una añoranza reprimida de un paraíso infantil sin conflictos en el que se me quería y mimaba sin que yo tuviera que abrirme paso a mordiscos?

SOLUCIÓN POSIBLE: Relajación profunda. Autoconocimiento y conocimiento de los demás. Equilibrio interior.

Louis L. Hay recomienda como nuevo modelo mental: “Digiero la vida con facilidad. La vida me sienta bien. Asimilo los nuevos momentos que me ofrece cada día. Digiero todas las nuevas experiencias en paz y con alegría. Todo está bien.”

Joaquín Ferrer

MÁS CONFLICTOS EMOCIONALES QUE AFECTAN AL ESTÓMAGO

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Accidentes y suicidios en biodescodificación

En los accidentes, así como en las enfermedades, en psicodescodificación partimos de varias premisas, entre ellas, las principales son: “nada sucede por azar” y “la realidad es un espejo de lo que sucede en nuestro interior”. Además, la ley metafísica de la resonancia determina que nosotros nunca podemos entrar en contacto con algo con lo que no tenemos nada que ver.

Es cierto que no buscamos los accidentes, como tampoco buscamos las enfermedades; sin embargo, debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad en aquello que nos sucede (como ya vimos en los artículos sobre la casa y sus objetos y el coche y las mascotas).

En el libro La enfermedad como camino

se dice que: “La idea de que los accidentes son provocados inconscientemente no es nueva. Freud, en su Psicopatología de la vida diaria, además de fallos como defectos de pronunciación, olvidos, extravío de objetos, etc., cita también los accidentes como fruto de un propósito inconsciente. Posteriormente, la investigación psicosomática ha demostrado estadísticamente la existencia de la llamada «propensión al accidente». Se trata de una personalidad que se inclina a afrontar sus conflictos en forma de accidente”. Y también Franz Alexander, en su libro Medicina Psicosomática, publicado en 1950, abunda en ese sentido afirmando, por ejemplo, que “la mayoría de los accidentes están provocados inconscientemente”.

Así pues, nuestros modelos mentales pueden atraer hacia nosotros un accidente. E igualmente parece que algunas personas fueran “propensas a los accidentes” en tanto que otras andan por la vida sin hacerse jamás un rasguño. Por tanto, hay accidentes que pueden ocurrirnos por los pensamientos o las emociones que sentimos en determinado momento, aunque no seamos conscientes de ellos.

En cuanto a la relación entre emociones inconscientes y accidentes, la psicodescodificación empieza por analizar aquellos accidentes que nosotros vivamos por propia responsabilidad: Caídas, choques, fracturas, torceduras, quemaduras, etc.

Luise L. Hay, en Poder espiritual y salud, dice:

“Los accidentes son expresiones de cólera, que indican una acumulación de frustraciones en alguien que no se siente libre para expresarse o para hacerse valer. Indican también rebelión contra la autoridad. Nos enfurecemos tanto que queremos golpear a alguien y, en cambio, los golpeados somos nosotros.

Cuando nos enojamos con nosotros mismos, cuando nos sentimos culpables, cuando tenemos la necesidad de castigarnos, un accidente es la una forma estupenda de conseguirlo.

El sufrimiento físico nos da una pista sobre cuál es el dominio de la vida en que nos sentimos culpables. El grado de daño físico nos permite saber hasta qué punto era severo el castigo que necesitábamos, y a cuánto tiempo deberíamos estar sentenciados.”

Clasificación de los accidentes

Como estamos viendo, en algunas ocasiones, detrás de un accidente hay una incapacidad para hacerse valer, una rebelión contra la autoridad mal conducida o la creencia en las virtudes de la violencia.

Después tenemos aquellos accidentes “repetitivos” que pudieran señalar una historia Transgeneracional.

En los accidentes que fueron responsabilidad de “otros”, en un papel de “agresiones recibidas”, también habremos de considerar la historia familiar, el Transgeneracional: Balazos, puñaladas, palizas, empujones, atropellamientos, etc.

Por lo tanto, hay accidentes que pueden deberse a una lealtad familiar de la que no somos conscientes. Si ponemos tan sólo un poco de atención en la revisión de nuestro árbol genealógico, dichos accidentes pueden aparecer en nuestras vidas como una “reparación” del drama vivido por un ancestro.

Además, aquellos accidentes en los que nosotros resultemos heridos por “responsabilidad” de otra persona, conviene analizarlos también desde un enfoque cuántico y energético, porque si bien no han sido nuestros pensamientos o nuestras emociones las que han provocado el accidente, sí pudiera ser nuestra frecuencia vibratoria: Accidentes aéreos, choques mientras yo soy pasajero…

Volviendo a los accidentes repetitivos

Habremos de buscar las constantes, es decir, ¿ocurren siempre a la misma hora?, ¿ocurren siempre el mismo día de la semana?, ¿ocurren siempre en la misma fecha?, ¿ocurren siempre afectándome la misma parte del cuerpo?

Porque deberemos tener en cuenta que existen las “memorias de aniversario” y las “lealtades familiares” dentro del árbol genealógico. Ello nos obliga a prestar atención, dado que el accidente repetitivo puede ser una forma simbólica de “reparar” aquello que un doble nuestro en el árbol vivió en su momento y no supo solucionar.

Por lo tanto, muchos de los accidentes no son más que las consecuencias de una reparación inconsciente de vivencias emocionales impactantes de la misma familia.

En todos los casos de accidentes: de tráfico, domésticos, laborales, etc. lo primero que debemos buscar es el mensaje que nos transmite, para solucionarlo de manera consciente y evitar su repetición. El accidente es como una señal que nos obliga a mirar en nuestro interior.

Podemos y debemos hacernos varias preguntas:

  • ¿Qué me quiere advertir este accidente?
  • ¿Qué aspecto de mi vida debo transformar?
  • ¿A qué cambio de comportamiento me estoy resistiendo?
  • ¿Tuve la intención de hacer daño a alguien?
Y también:
  • ¿Qué parte de mi cuerpo se ha visto afectada y qué significado tiene en biodescodificación?
  • ¿Presenta la zona inflamación (= rabia), sangre (= familia), fractura (= necesidad de ser más flexible), dolor físico (= dolor emocional)?
  • ¿Qué me imposibilita lo sucedido?
  • ¿A qué me obliga la nueva situación?
  • ¿En qué o en quién pensaba?
  • ¿Me siento culpable por algo que he dicho o hecho?
  • ¿Para qué estoy viviendo esta experiencia, qué debo aprender de ella?

Todos los accidentes son una invitación a que pares, a que reconsideres tu situación actual y, sobre todo, tu actitud en la misma.

Visto desde la Psicogenealogía, los accidentes son intentos de SUICIDIO con más o menos fortuna

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En cuanto al suicidio en sí mismo, si bien son múltiples las causas que pueden llevar a una persona a pensar en él, Alejandro Jodorowsky nos dice literalmente que:

“Un suicidio se prepara durante cuatro o cinco generaciones. El suicida es un enemigo de su vida porque considera que la vida no es suya: alguien no se la ha dado, y en su lugar le ha metido en el cuerpo la vida de otro. Ha fallado la madre, el padre y los abuelos. No es que el suicida quiera eliminarse a sí mismo, sino a alguien o algo que lo invade. Destruyendo a su cuerpo comete un crimen porque, en último momento, en la verdad de la agonía, se da cuenta que ha destruido a su verdadero espíritu: ha matado a un niño. El suicida sufre porque sabe que, siendo el cáliz de una Conciencia divina, nadie en su árbol genealógico ha sabido reconocerlo. Ha crecido entre ciegos…

Su forma de suicidio, mostrará la naturaleza aparente del conflicto:

  • Si se da un tiro en la cabeza, proclama que su padre lo ha destruido con sus conceptos rígidos.
  • Si se ahorca, la cuerda asesina es el cordón umbilical de su madre, que lo odió desde el momento que apareció en sus entrañas y luego, ya nacido, por culpabilidad, lo ahogó con sus esforzados mimos.
  • Si se lanzó de un alto edificio y se estrelló contra el suelo, manifiesta que no pudo soportar el odio entre su padre (edificio-falo) y su madre (tierra reprimida): revienta clamando por una unión de su Sol y su Luna, símbolos de los padres cósmicos.
  • Si tragó píldoras nocivas, es que de boca de su madre escuchó demasiadas palabras de odio y sufrimiento.
  • Si lo atropella un tren o un poderoso vehículo, denuncia que los preceptos anquilosados de sus abuelos le impedían gozar de la vida.
  • Si se ahorca dentro de un armario, revela que está fatigado de los impulsos sexuales que le avergüenzan.
  • Si se degüella, si se da un tiro en la boca, encuentra la forma de expresar todo lo que calló durante su vida, impidiéndose de este modo maldecir a quienes abusaron de él.
  • Si se prende fuego lamenta el abandono de su padre, al que ve como Dios.
  • Si se ahoga en el mar, expresa el deseo de regresar al vientre materno para ser parido en una forma correcta, con amor y no con rechazo.”
Además
  • Caídas tontas: Llamadas de atención para que analicemos con un mayor nivel de consciencia los pasos que damos.
  • Disparo en el corazón: No sentirse amado.
  • Cortarse las venas (la sangre representa a la familia y a las relaciones): Una manera drástica de romper con la familia y “con todo lo que me ha hecho”. Relaciones amorosas fallidas, fracaso profesional, pero relacionado con la familia, con el deseo de liberarse de padres o familiares que nos “hicieron” incapaces de superar obstáculos.
  • Tirarse o caerse a un pozo: Deseo de retorno al útero materno.
  • Electrocutarse: Invasión del padre.
  • Quemarse: Represión de la rabia en el interior.

ASESINATOS

Aparte de ello, Jodorowsky también nos señala que los suicidios y asesinatos que suceden en la familia se pueden reproducir en forma de accidente, por ejemplo de coche,  donde la víctima es un suicida inconsciente y el victimario es un asesino inconsciente (cosa que permite ayudar a buscar repeticiones en el árbol).

La familia es como una olla psicológica llena de secretos, tabúes, silencios, vergüenzas. Hay asesinatos, locura, robos, infidelidades, cárcel, incesto, abusos… Así, la enfermedad no es la solución del problema, sino una invitación a enfrentar un conflicto familiar que se ha mantenido secreto.

¿Qué pautas se pueden seguir respecto a los accidentes?

A) Si el accidente ya ocurrió, hay que intentar leer su mensaje, para elevar a la consciencia el mensaje sanador que con él nos llega.

B) Si tememos tener un accidente o alguien nos maldice o nos vaticina que lo tendremos, el cerebro se programará para que suceda y lo atraeremos sin querer. En estos casos es mejor realizarlo de manera metafórica, el inconsciente entiende la metáfora y es como si ya se hubiese cumplido lo que tememos o lo que “debía” de pasar.

C) Para evitar accidentes:

  • Cambiar culpabilidad por responsabilidad.
  • No juzgarnos.
  • Canalizar la rabia y la agresividad hacia nosotros mismos con grandes dosis de creatividad.
  • Canalizar la agresividad y la rabia hacia los otros mediante la confrontación.

Joaquín Ferrer

Balanza hormonal y Constelación cerebral 2

… Continuación de la PARTE 1

CONSTELACIÓN CEREBRAL

Cuando una persona tiene un conflicto activo en un hemisferio y no se ha resuelto, si ocurre un segundo conflicto éste impactará directamente en el otro hemisferio, de manera que ambos hemisferios estarán afectados, dando lugar a lo que el Dr. Hamer llama “Constelación Esquizofrénica”. Esta situación entra en el terreno de las enfermedades mentales.

Hay tres maneras de estar en el mundo

La primera es estar encarnado, y ante un bio-shock o trauma tendremos problemas corporales asociados. Otra postura es sentirnos disociados, como forma de estar lo menos posible dentro de las emociones, y en el bio-shock tendremos síntomas cerebrales: migrañas, tumores cerebrales y otras patologías neurológicas. La tercera manera es estar más disociado, como si estuviésemos desencarnados, y cuando haya un bio-shock no habrá problemas físicos ni cerebrales sino psiquiátricos, psicológicos o de comportamiento. O sea, que afectará a nuestra psique.

Así pues, la constelación se da cuando dos conflictos activos pertenecientes a la misma capa cerebral (endodermo, mesodermo antiguo, mesodermo nuevo, ectodermo), se desarrollan simultáneamente y cada uno pertenece a un hemisferio diferente de la misma capa del cerebro. Esta constelación modifica la conciencia de las situaciones y el comportamiento asociado a esa conciencia modificada.

Conviene saber que en los conflictos del córtex no hormonales, la constelación se da cuando los conflictos son de contenido distinto. Y en los conflictos del córtex de naturaleza hormonal, la constelación se da cuando aparece un segundo conflicto del mismo contenido.

Las constelaciones son síntomas clínicos que no superan el límite tolerable, por eso muchas constelaciones protegen al individuo de una enfermedad orgánica que no podría superar. Sin embargo, al remover un conflicto sin solucionarlo, la enfermedad puede aparecer. Por eso lo más prudente es empezar a trabajar las constelaciones desde el último conflicto; dejando el conflicto inicial para el final, una vez solucionado el conflicto posterior.

En su tratamiento es imprescindible la terapia educativa

Hay que explicar al cliente los conflictos derivados de la constelación. La toma de conciencia es muy importante. Es clave analizar la historia del individuo y su forma de reaccionar en lugar de tratar de solucionar los conflictos rápidamente.

Es necesario buscar cuál es el sufrimiento más importante que la persona ha experimentado en su vida o en la vida de su clan.

Conviene aportar un recurso capaz de modificar la información inicial de cada uno de los conflictos, utilizando herramientas poderosas como la hipnosis ericksoniana y la PNL para acompañar con agilidad y habilidad.

A) RESENTIRES FEMENINOS DE LA 4ª ETAPA

En la siguiente imagen mostramos el esquema de los diferentes órganos en que se manifiestan los resentires femeninos, según sean las mujeres diestras o zurdas. Hay que tener en cuenta que a las mujeres zurdas les afectan los relés hormonales del lado contrario del cerebro. No obstante, los resentires serán los mismos aunque en órganos distintos.

B) RESENTIRES MASCULINOS DE LA 4ª ETAPA

Y en esta otra imagen podemos ver el orden de los relés hormonales masculinos en el cerebro (hemisferio derecho), de la frente a la nuca. Igualmente, hay que tener en cuenta que a los hombres zurdos les afectan los relés hormonales del lado contrario del cerebro. No obstante, los resentires serán los mismos aunque en órganos distintos.

CONSTELACIÓN Y NUEVOS CONFLICTOS

Cuando se acentúa el conflicto en el lado derecho, la persona está deprimida. Si se concentra en el lado izquierdo, se encuentra maníaca.

El predominio de un conflicto u otro está determinado por el lado de la corteza que tenga la mayor masa conflictiva. Generalmente el conflicto más reciente es el que más afecta, pero hay que averiguar cuál de los dos se encuentra acentuado.

La persona puede oscilar constantemente de la depresión a la manía, o bien estar siempre inclinada a un lado, o bien estar maniaca y/o deprimida al mismo tiempo, lo que conlleva un estado de mucha tensión mental. El grado del trastorno maníaco-depresivo o bipolar está determinado por la magnitud de los dos o más conflictos activos.

Si se resuelve solo uno de los dos conflictos, la persona ya no se encuentra más en estado maníaco-depresivo y, por consiguiente, se desarrollará la enfermedad en el órgano cuyo relé ha quedado desprotegido de la constelación cerebral. Esto debe tenerse muy en cuenta a la hora de trabajar debidamente.

Cuando ya existe una constelación y aparece un nuevo conflicto

es importante considerar cómo se vive el tercer conflicto, porque no está determinado por el estado hormonal de ese momento, sino por la particularidad del hemisferio. Si es el izquierdo, el femenino, la persona está maniaca, baja de estrógenos. Si es el derecho, el masculino, el sujeto está depresivo, bajo en testosterona.

Así, en un hombre diestro, cuando el conflicto en el hemisferio cerebral derecho se halla acentuado—y por lo tanto la persona está deprimida—, el tercer conflicto impacta también en el lado derecho. Como resultado, el sujeto sufre una depresión doble. En una mujer diestra cuando el conflicto acentuado es el del hemisferio cerebral izquierdo —y por lo tanto la persona se encuentra maniaca—, el tercer conflicto también impacta en el lado izquierdo. Entonces se sufre una manía doble.

Si el conflicto en el lado derecho se encuentra acentuado en un hombre o una mujer zurdos —con la consiguiente depresión—, el tercer conflicto, a diferencia de lo que ocurre con los diestros, impacta en el lado opuesto, el izquierdo. Si es el conflicto del lado izquierdo el que está acentuado y el sujeto está maniaco, el tercer conflicto impacta en el lado opuesto, el derecho.

La misma regla puede aplicarse a un cuarto conflicto, que impactará en el hemisferio opuesto al tercero.

Cuando un tercer conflicto y otros posteriores afectan a la corteza temporal, el desarrollo de las enfermedades en los órganos correspondientes se detiene.

Joaquín Ferrer

Balanza hormonal y Constelación cerebral 1

No todos los conflictos del ser humano son biológicos

y tienen su origen en un trauma o conflicto emocional oculto que finalmente repercute en el cuerpo. Hay también conflictos puramente psicológicos y acumulativos que la mente los gestiona de forma diferente. Las personas tenemos caracteres y temperamentos muy dispares que hacen que enfrentemos los acontecimientos de muy diferente manera.

Hay gente, por ejemplo, que de forma innata es más mental y tiene cierta tendencia a desconectarse del cuerpo y las sensaciones. En esos casos, aunque los conflictos psicológico-emocionales impacten igualmente en el cerebro, no siempre generan cambios orgánicos ni readaptaciones cerebrales.

El Dr. Hamer (pionero en el campo de la descodificación psicosomática) investigó también los trastornos de comportamiento que no somatizan en enfermedad, y su correspondencia en el área cerebral. Esa investigación le permitió hacer un mapa del cerebro y fijar conflictos claramente definidos en áreas muy específicas, que denominó relés: cada zona rige un órgano o función concreta. Distinguió las polaridades cerebrales femenina y masculina de acuerdo a estas zonas, ya que en el hemisferio izquierdo se encuentra el relé de la vagina y el cuello del útero, mientras que en el hemisferio derecho se encuentra el de la vesícula seminal.

Función masculina y función femenina

Por lo tanto se establece un cerebro masculino, que rige la polaridad masculina, y un cerebro femenino, que rige la polaridad femenina. Esto determina una función masculina y una función femenina, que no debe confundirse con ser hombre o ser mujer.

En este sentido, es importante destacar que el funcionamiento de la capa cerebral del ectodermo está muy influido por las hormonas. Algunos relés del ectodermo, concretamente los que el doctor Hamer llama corteza territorial, están regidos por las hormonas sexuales masculinas y femeninas.

Por otra parte, los dos hemisferios cerebrales tienen funciones específicas para poder regular todos los procesos. Y dentro de esas funciones específicas, en las personas diestras el hemisferio izquierdo gestiona los conflictos femeninos y el derecho los masculinos. A nivel hormonal, el hemisferio izquierdo está regido por los estrógenos. En condiciones normales, una mujer diestra y un hombre zurdo funcionarán preferentemente con el cerebro femenino. El hemisferio derecho está regido por la testosterona, por tanto una mujer zurda y un hombre diestro funcionarán preferentemente con el cerebro masculino.

El sentido biológico de la lateralidad

es tener una oportunidad suplementaria de supervivencia para la especie, porque en una situación de emergencia, ante el mismo tipo de conflicto, un diestro y un zurdo actuarán de forma distinta, ampliando así las opciones de respuesta. Se calcula que si sumamos a todas las personas que han podido desarrollar su lateralidad zurda y las que no han podido por razones culturales, llegaríamos a un 25% de la población aproximadamente.

En los zurdos, el nivel de hormonas masculinas y femeninas está más equilibrado de forma natural. Por esa razón para ellos es más fácil bascular de un hemisferio a otro sin trastornos. Así por ejemplo, la mujer zurda tiende a enfrentarse y ser más directa con mayor facilidad que una diestra, y el hombre zurdo sabrá dar más rodeos para hallar una solución.

BALANZA HORMONAL

Por un lado, hemos visto que los órganos que dependen del ectodermo son hormono-dependientes. Por otra parte, los relés descubiertos por el Dr. Hamer designan la polaridad masculina al cerebro derecho y la polaridad femenina al cerebro izquierdo. Y esa polaridad hormonal explica las conductas que nos diferencian a hombres y mujeres.

La polaridad masculina, regulada por la testosterona, induce a la acción o al enfrentamiento. Da predisposición a la competencia, se orienta en el espacio y tiene una mente más abstracta. Programado para estar en silencio para poder cazar. Tiene menos sensibilidad en la piel, porque por su actividad tiene más riesgo de lesiones, y también cicatriza antes. Tiene más desarrollada la visión de lejos. Tiene un 15% de grasa corporal y el 40% de su peso en músculo. Esta polaridad, ante un conflicto territorial no resuelto generará una depresión por impotencia.

La polaridad femenina, regulada por los estrógenos, induce a la huida o a la sumisión. Hay predisposición a la cooperación, se orienta en el tiempo y tiene una mente más concreta. Tiene desarrollada la capacidad verbal, habla para relacionarse. La sensibilidad de la piel es diez veces superior y el olfato está 100 veces más desarrollado. Reconoce los colores con más precisión. Tiene un 25% de grasa corporal y el peso en músculo es el 23%. Esta polaridad, ante un conflicto de organización territorial no resuelto generará conductas maníacas.

Así pues, el hemisferio izquierdo tiene unos resentires femeninos y el derecho, masculinos. Pero a lo largo de nuestra vida los niveles de hormonas fluctúan (infancia, menopausia, andropausia, menstruación, operaciones de cerebro, de ovarios o de testículos, tratamientos hormonales, quimioterapia, drogas). Y cuanto más o menos hormonado esté un tejido, estará más o menos regido por su hemisferio cerebral correspondiente.

En las circunstancias en que baja un nivel hormonal, sube el opuesto. Y entonces hay una BASCULACIÓN del resentir al otro hemisferio cerebral. Por ejemplo: en la menopausia hay menos estrógenos y, por lo tanto, más porcentaje de testosterona del habitual.

Como hemos dicho, eso no quiere decir que la mujer sea o se sienta menos femenina sino que, al afrontar un conflicto, lo hará desde la forma de resentir masculina regida por el hemisferio derecho.

La polaridad tiene la característica de que podemos pasar de una a otra en unos segundos, y activar una función masculina o femenina para adaptarnos a una situación con el fin de protegernos. Cambiar de polaridad es algo que se hace regularmente durante el día y puede durar unos minutos o unas horas, la persona “bascula” a la polaridad que más conviene a su estrategia de defensa. Si se produce una situación en la que se bloquea este cambio y se mantiene basculado en la otra polaridad, entonces hablaremos de “empate hormonal”.

PAT HORMONAL

Entendemos por “empate o pat hormonal” una situación de equilibrio entre las hormonas masculinas y femeninas, aunque se dé una pequeña prevalencia de los componentes masculinos o femeninos. Es un concepto que solo indica una relación, un equilibrio entre el nivel de hormonas sexuales que se pueden dar en varias situaciones fisiológicas, es decir, sin conflicto: Climaterio, andropausia, embarazo y lactancia, niños y ancianos, durante una enfermedad, traumatismo craneal, drogas o la toma de determinados medicamentos como la píldora anticonceptiva, castraciones y quimio o radioterapia.

El “empate hormonal” es un fenómeno que también puede darse en los conflictos de territorio, gestionados por la corteza territorial ectodérmica: cuando un hemisferio cerebral está sobrecargado por varios conflictos determinados, se bloquea parcial o totalmente, oscilando hacia el otro hemisferio. Esto origina en la persona cambios de conducta o de personalidad.

Esa situación va a provocar estados de sumisión por no saber cómo reaccionar.

Ocurre en la naturaleza en muchas ocasiones. Por ejemplo, en una manada de lobos, solo pueden reproducirse la loba alfa y el lobo alfa. Los demás están en “empate” y tienen otro tipo de conductas. El “empate hormonal” posibilita la sujeción a la autoridad del líder, tanto en el macho como en las hembras, evitando peleas que pondrían en peligro a la manada.

La función del “empate hormonal”

es proteger la vida del individuo, evitando sobrecargar los hemisferios cerebrales para que no se produzca una enfermedad. Un primer conflicto crea una diana. Si el conflicto sigue repitiéndose, este hemisferio dejará de secretar hormonas y cambiará la polaridad.

En otras palabras, una persona vive un impacto emocional que genera una masa conflictiva. Esta masa se imprime, según su polaridad y su lateralidad, en el relé del hemisferio que gestiona el conflicto, rompiendo el ritmo de base. Una opción adicional de supervivencia es cambiar la polaridad, saltando al relé complementario del otro hemisferio, que es el que manifestará el síntoma o la enfermedad.

Cuando un individuo tiene un conflicto de pérdida de territorio y este conflicto está activo demasiado tiempo, los síntomas pueden poner en peligro la supervivencia. Por esto el “pat hormonal” es una solución de protección, porque al saltar al otro hemisferio, permite disminuir la intensidad del síntoma.

En este estado, los conflictos permanecen en el cerebro pero no se somatizan al cuerpo. Por ello, para revertir y normalizar esa situación, lo que debe hacerse es resolver el conflicto inicial en el hemisferio en el que se originó; así la persona vuelve a su polaridad natural y ya no hay masa conflictiva en ningún hemisferio, evitándose así la somatización de los síntomas o su transformación en conflictos psicológicos.

“Empate hormonal” y “báscula hormonal”

Para comprender si el síntoma o enfermedad de una persona responde a una situación de “pat hormonal”, es imprescindible saber la lateralidad y el estado hormonal. El estado hormonal determina que el conflicto sea experimentado de una manera masculina o femenina.

La diferencia entre “empate hormonal” y “báscula hormonal” es que la báscula es mucho más rápida y dura unos minutos o unas horas, mientras que en el “empate hormonal” puede haber una carga conflictiva importante y mantenerse en el tiempo.

CONSTELACIÓN CEREBRAL

Joaquín Ferrer

La importancia de la Lateralidad en la biodescodificación

LATERALIDAD

Al hablar de Lateralidad, nos referimos a que muchas veces no tiene exactamente el mismo significado tener un problema en un lado o el otro del cuerpo. Por ejemplo, si hay un problema en la rodilla, el que sea la rodilla derecha o la izquierda tendrá matices diferentes. Lo mismo puede decirse del hombro, el codo, el pie, el ojo o el oído, etc.

Aunque hay una regla general para aplicar correctamente la noción de lateralidad a cada caso, esa regla tiene varias excepciones que se deben conocer y vamos a exponer.

La norma general

es que el significado de cada lado (derecho e izquierdo) viene dado por el significado arquetípico del inconsciente colectivo para cada lado del cuerpo. Así, el lado derecho significa arquetípicamente: Acción, masculino, trabajo, mental; y el izquierdo: Deseo, femenino, familia, intuición-creatividad.

Además, ese significado arquetípico coincide con la forma de resentir los conflictos de acuerdo a la lateralidad hormonal. En el ectodermo, el hemisferio derecho rige la testosterona y provoca una forma de resentir masculina (acción-enfrentamiento) ante los conflictos que afecten a un relé cerebral de ese hemisferio; y el hemisferio izquierdo rige los estrógenos y la prostaglandina que provocan una forma de resentir femenina (huída-sumisión) ante los conflictos que afecten a un relé cerebral del hemisferio izquierdo. En ese sentido, conviene saber que se puede dar una forma de resentir femenina en un hombre y viceversa, en los casos en que hay constelación cerebral o basculación hormonal. Ahora bien, como estos conceptos merecen ser explicados con más profundidad, los analizamos en este otro artículo: Balanza hormonal y Constelación cerebral.

En esa misma dirección

es de destacar que el hemisferio izquierdo del cerebro se relaciona con la parte derecha del cuerpo. A su vez, el hemisferio derecho se relaciona con la parte izquierda del cuerpo. Y que, en términos generales, el cerebro dominante en la mujer es el izquierdo y que en el hombre la dominancia lo tiene el derecho. Salvo en caso de ser zurdos que es al contrario.

Así, la regla de lateralidad afirma que una persona diestra responde a un conflicto relacionado con el mundo femenino (madre, mujer, hijos pequeños, intuición) con el lado izquierdo de su cuerpo; y a un conflicto relacionado con el mundo masculino (trabajo, hombre, padre, autoridad) con el lado derecho del cuerpo. Con la gente zurda es al revés. A su vez, el lado izquierdo (en una persona diestra) está relacionado con los deseos, y el derecho con las acciones.

El hemisferio izquierdo

de nuestro cerebro asume las funciones de orden racional tales como leer, hablar, contar, pensar, analizar una situación y establecer asociaciones; se relaciona con el pensamiento lógico y corresponde a nuestro aspecto emisor masculino o Yang; controla la parte derecha de nuestro cuerpo.

El hemisferio derecho

gestiona las informaciones afectivas y emocionales; nos permite reconocer globalmente una situación y atribuirle un colorido emocional y sensitivo; se relaciona con nuestra imaginación, nuestra intuición y participa en la actividad onírica; corresponde a nuestra parte femenina o Yin; rige la parte izquierda de nuestro cuerpo.

La memoria emocional del cerebro límbico contiene la respuesta a muchas causas de malestares y enfermedades (Ej. Hemisferio izquierdo: “Mi madre me ha dejado sola con mi padre”. Hemisferio derecho: “Me siento abandonada”).

No obstante, como excepción a esta regla, conviene saber que cuando el conflicto es de supervivencia, la lateralidad carece de importancia. Ello se debe a que el tronco cerebral no posee la cualidad de cruzamiento. También existen dos órganos pertenecientes al mesodermo nuevo que no tienen esa correspondencia cruzada: el riñón y el corazón. No obstante, se rigen igualmente por la lateralidad arquetípica.

Asimismo hay que recordar siempre que para las personas zurdas la lateralidad hay que entenderla al revés que con las personas diestras.

La lateralidad en las mamas

por otra parte, cuando se estudia en profundidad, descubrimos que tiene un sentido específico y diferente del que estamos hablando. Por ejemplo, si una mujer diestra sufre un conflicto de preocupación por la salud de su hijo, ella desarrollará un cáncer glandular de mama en su seno izquierdo (el seno en el que instintivamente se da de mamar al hijo). Si su conflicto fuera un fuerte sentimiento de desprotección por parte de su pareja, podría desarrollarse el mismo tipo de cáncer pero en el seno derecho.

La lateralidad dental

también tiene un sentido específico a partir de los tres años de edad. El lado derecho está relacionado con el padre, el clan, el trabajo y la posición social; y también con el futuro. El lado izquierdo representa a la madre, la familia, el hogar y la pareja; y también el pasado.

Hay personas zurdas que sin embargo han aprendido a manejarse bien con la mano y el pie derecho, sin embargo, con respecto a la lateralidad que estamos viendo aquí, hay que considerar que son zurdas biológicas.

Arcada superior, cuadrante derecho = padre, clan.

Test de Lateralidad

Hay una serie de pruebas que nos permiten probar la lateralidad:

1. Aplaudir: los diestros pegan con la mano derecha a izquierda, el movimiento lo hace la mano derecha.

2.  Cuando cruzamos los dedos de las dos manos, el pulgar derecho queda por encima del izquierdo.

3. Provocar un desequilibrio y ver si la pierna que sale primero es la derecha o la izquierda.

4.  Para subirse a una silla, qué pierna sube primero.

5. Cómo agarramos un bebé. Un diestro lo va a coger con la izquierda, porque con su mano derecha va a alejar el peligro; es una memoria muy arcaica, pero es así cómo va proteger a su bebé. Es muy preciso para una madre.

6.  Cuando agarran el teléfono, ¿en qué oreja lo ponen?

Cuando trabajamos con una persona ambidiestra, hay que preguntar a la persona lo que siente puesto que parece que estas personas funcionan de la misma manera con el cerebro derecho que con el izquierdo, y ello no está probado científicamente en la descodificación biológica, por lo que es fundamental seguir trabajando en esta línea de experimentación para comprender a nivel conflictivo lo que ocurre.

Otras normas a tener en cuenta

1.- Cuando se trata de los sentidos (vista, oído, olfato), la norma es que la parte derecha (los zurdos siempre al revés) señala “lo que entra” (algo que quiero que entre y que no entra o que entra y no quiero), y la parte izquierda es “lo que sale” (quiero sacar esto porque es tóxico/peligroso o no quiero que salga esta información vergonzosa para que no lo sepan los demás, etc.).

La lateralidad de los ojos tiene sus características específicas que podemos ver en el artículo dedicado a ellos.

2.- Si la parte afectada es el Aparato Locomotor, la parte derecha es una “acción obligada” y la izquierda es un “deseo impedido” (o un deseo de no hacer algo pero que finalmente lo hago).

3.- Una persona diestra, responde a un conflicto en relación a su madre o hijos, reales o simbólicos, con el lado izquierdo del cuerpo. Y responde a un conflicto con la pareja, con el lado derecho de su cuerpo (órganos y/o miembros de su cuerpo). Y, lógicamente, para las personas zurdas es al revés.

Joaquín Ferrer

Sexualidad y Biodescodificación

Índice de Artículos

Existen 3 Instintos biológicos básicos: Comer, Dormir y la Atracción Sexual.

Es inútil negarlos. No hay santidad en reprimirlos sino en utilizarlos sin que afecte a nuestra capacidad afectiva.

A pesar de la identificación del cristianismo y otras religiones con la represión de la libre sexualidad, lo cierto es que en ningún pasaje de los evangelios Jesús la condena. Únicamente, y a modo de recomendación, nos dice que “hay eunucos que se hacen a sí mismos por amor al reino de los cielos”. Se entiende, pues, que es una opción libre que uno puede tomar cuando su momento evolutivo se lo pida.

Amor y Sexualidad

Solo el sentimiento de Amor es sagrado. La sexualidad es biológicamente natural y, por lo tanto, toda actividad sexual hecha de mutuo acuerdo y sin perjudicar a nadie es objetivamente lícita. De hecho, la sexualidad nos atrae por ser placentera, divertida y afectiva, además de servir como forma de comunicación y relación entre los seres humanos.

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